HISTORIA DEL VESTUARIO
En todas las culturas desde el principio de los tiempos el hombre necesitó utilizar vestimentas que cubrieran su cuerpo.
En términos estrictos, la vestimenta se refiere al conjunto de prendas o atuendos personales.
El clima y el tiempo condicionaron a las primeras civilizaciones a buscar telas o materiales funcionales a sus necesidades. El vivir en continuo contacto con la naturaleza y no poseer refugio adecuado obligaron a buscar prendas y materiales óptimos.
En la evolución de la vestimenta han influido diferentes estilos y modas, materiales y tecnologías, códigos sexuales y posición social, migraciones y tradiciones.
Dependiendo de la zona geográfica y de las estaciones del año, la vestimenta de los hombre y mujeres varía. Por ejemplo en las zonas más calurosas se utiliza ropa suelta, como en los países árabes, donde podemos encontrar túnicas al igual que en los países africanos. Por otra parte en aquellos climas fríos se usan telas más gruesas y materiales que permitan conservar el calor corporal.
Cómo se vestían las antiguas civilizaciones:
Ante el avance de los glaciares, el hombre tuvo que refugiarse en las cavernas naturales para poder soportar los crueles fríos que sobrevinieron. Comenzó a utilizar nuevos elementos para la confección de las ropas de abrigo que se vio forzado a vestir. Con astillas pulidas de hueso creó la aguja y cosió sus prendas, con las que llegó a cubrir enteramente su cuerpo.
Principalmente masculino, el taparrabo fue una prenda común entre los pueblos primitivos, mesoamericanos, indígenas y antiguas civilizaciones. Aunque sufrió transformaciones con el paso de los años, el taparrabo mantuvo su funcionalidad.
El taparrabos era una tela que cubría los genitales. Los hombres la pasaban por entre sus piernas y la ataban a la cintura. Los extremos indistintamente, colgaban al frente o detrás. Dependía de la cultura y época, su forma, tamaño y adornos.
En 1886, en la pequeña gruta de Cro-Magnon fueron encontrados varios esqueletos que permitieron afirmar que el hombre de esa raza alcanzaba una talla de 1,80 m, era robusto y vigoroso, de cráneo alargado y voluminoso, ligeramente aplanado en el occipucio, con una frente alta y arcos superciliares apenas salientes.
El rostro, algo ancho en los pómulos, mostraba una nariz estrecha y larga. La mandíbula inferior tenia un mentón bastante pronunciado.
Los hombres y las mujeres de esa raza - qué vivió durante el periodo Paleolítico - cubrían el cuerpo con pieles a manera de taparrabos, que sujetaban con tiras de cuero crudo; se adornaban con collares hechos con las uñas y los dientes de los animales que cazaban para su sustento, así como también de caracolillos, que enhebraban en finas tiras de cuero.
La vestimenta de los egipcios
Heredado de las antiguas culturas orientales neolíticas, el taparrabo, para los egipcios (hombres) constituyó casi su única prenda de vestir. Confeccionado con un tejido liso se ajustaba a la cintura por medio de un cinto. Los reyes utilizan un taparrabos bordado en oro y adornado con piedras preciosas, de esta manera se diferenciaban del ciudadano común y corriente. Esta prenda evolucionó entre las dinastías IV y V , donde el tejido adquiere peso y el taparrabos es más amplio.
La indumentaria de las mujeres constaba de una sola prenda: una larga túnica sin mangas ceñida al cuerpo que llegaba a los talones.
Por otro lado estaban los campesinos y siervos. Para ellos el vestido cumplía la función de proteger el cuerpo. En términos generales los egipcios de ambos orígenes (faraones y campesinos), vestían además con un pañuelo que cubría la cabeza con pliegues que caían en los hombros y calzaban sandalias.
Con el tiempo y para diferenciarse unos de otros, los colores y los adornos marcaron la diferencia entre las clases sociales. A estos detalles los egipcios sumaron el ir tapando cada vez más las partes descubiertas de su cuerpo. Aumentaron los adornos y accesorios como joyas, amuletos y pelucas.
Pueblos nómades
Los hebreos, pueblo de carácter nómada dedicado al pastoreo, estuvieron en estrecho contacto con la cultura egipcia, de ahí la similitud de su indumentaria. En un principio solo tenían una larga túnica de amplias mangas, un manto y en la cabeza un cinto blanco que caía hasta los hombros. Más tarde lo transformarían en algo mucho más sofisticado
La vestimenta de los griegos
La vestimenta de los griegos durante la época arcaica denotaba una fuerte influencia de la cultura oriental.
El proceso de transformación del vestido griego, a diferencia de los egipcios que de una vestimenta sencilla cambiaron a una mucho más sofisticada, pasó de los bordados en realce a una simple túnica ajustada a la cintura por un cinturón, de modo que se formaran suaves pliegues. Era sujetada a los hombros por una hebilla conocida como fíbula, utilizada también por los egipcios.
Los griegos llamaron a su túnica quitón. Las mujeres tenían una similar que les llegaba hasta los pies. Sobre la túnica se ponían un manto conocido como peplo o himation. Los hombres con túnicas más cortas además vestían el palio (manto corto y sin mangas sujeto al hombro).
Dentro de su indumentaria también destaca la clámide (manto corto) usado en principio por los soldados. Las joyas y camafeos eran los accesorios de las mujeres. Trenzas y moños adornaban sus cabezas. Tanto hombre como mujeres calzaban sandalias sujetas al tobillo por cintas o tiras de cuero
La vestimenta de los romanos
En Roma la vestimenta distinguía y diferenciaba a las clases sociales. Por ejemplo, solo los senadores romanos usaban el calceus, zapato propio de esta casta.
A pesar de las similitudes entre griegos y romanos estos últimos tenían una gran característica: la ropa tenía un profundo significado político. Los jóvenes al cumplir 21 años usaban sobre la túnica, la toga, amplio manto de lana o hilo, símbolo del hombre libre. En la toga se colgaban los distintivos del grado político que el ciudadano adquiría a los largo de su trayectoria.
Las mujeres romanas, como las griegas del período clásico, usaban una túnica y un amplio manto rectangular conocido como palla. La túnica o estola fue el reflejo de las influencias etruscas (sencillez en las líneas y en los colores).
Más tarde el contacto de ésta civilización con culturas orientales y el crecimiento del concepto de la elegancia fueron modificando el atuendo. Las túnicas se confeccionaron con telas más suaves y ligeras, de colores más variados e intensos. Este hito sucedió también con la ropa masculina después de la caída del Imperio Romano de Occidente, donde las influencias bizantinas entraron marcando la elegancia en las togas y túnicas.
Bordados de oro y piedras preciosas adornaron las elegantes y refinadas telas que caían en profundos pliegues. Sin embargo, el vestuario romano popular casi no varió. Ellos siguieron vistiendo la túnica tosca y la capa con gorro de lana en invierno y de algodón en verano.
Los persas
Durante el siglo VI los persas se caracterizaron por utilizar una prenda similar a la túnica confeccionada en lana, hilo o seda traída del Lejano Oriente. Esta simple vestimenta era usada por casi todos los persas y se sostenía con un cinturón. El rey se distinguía por llevar una túnica púrpura.
Según algunos estudios fue en esta civilización donde se comenzó a usar por primera vez la ropa interior.
Los persas crearon el bordado de aplicación, introducido a Europa después de las Cruzadas.
Los zapatos eran flexibles y de forma anatómica, atados a los tobillos con correas y botones.
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