lunes, 22 de junio de 2020

MAS SITIOS CONFIABLES


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La cocina de un traje medieval

Armadura de los caballeros (03/03)

Armadura de los Caballeros 02de03

FICHA 2 PARA DESCARGAR Y EJEMPLOS DE ANALISIS GRAFICO






Desde este link se descargan textos, ojo que contienen Medioevo y Mundo Moderno, no pasarse de fechas, de 1500 hasta 1750 llegamos con Renacimiento y Barroco

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Armadura de los caballeros (01/03)

Paginas para revisar con buen material



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MAS RENACIMIENTO


Indumentaria Masculina:

En el renacimiento se mantuvieron las prendas de la Edad Media, añadiéndole colores brillantes, en forma de parches, rallas, cuadrados y triángulos.
Los nobles podían vestir a sus sirvientes con los mismos colores que usaban ellos, en actividades específicas tenían reservados ciertos colores, como por ejemplo, el rojo se utilizaba en las actividades rurales.
Las prendas acentuaban el físico, los hombros, pectorales, se acolchaban los abrigos con heno y se colocaba un cinturón en la cintura. Se dejaron de usar las calzas, siendo reemplazadas por las medias, acentuándose por medio de la bragueta la entrepierna. El calzado que se utilizaba en la Edad Media, en punta fue reemplazado por el denominado “pico de pato” que poseia su punta ancha y redondeada en la puntera.
Quienes dictaban la moda eran Carlos I de España, Enrique VIII de Inglaterra y Francico I de Francia.
Carlos usaba un jubón de brocado de oro y plata, forrado. Enrique utilizaba suntuosos atuendos, sus ropas estaban confeccionadas con brocados que llevaban bordados y joyas.
El libro del cortesano, de Castiglione, era el manual del caballero. A demas de mostrar el buen comportamiento del cortesano, aconsejaba sobre la ropa que debía usar en distintas ocaciones, por ejemplo para cazar, o practicar deportes.
La camisa de lino blanca era símbolo de opulencia, una camisa blanca y planchada (en lino o tafetán) distinguía al caballero del campesino.
El corte amplio con escote normalmente bajo, con el tiempo se agregó un cuello pequeño o fruncido, adornado con bordados de color negro, rojo, azul o dorado.
El Jubón, que hasta el siglo XVI va a ser la prenda principal del vestuario masculino, luego evolucionará para dar paso al chaleco y la chaqueta. El cuerpo era resaltado a partir de rellenos en los hombros y en el pecho, dándole también forma a la prenda, las mangas al igual que en el vestido femenino se sujetaban al cuerpo del jubón con agujetas en la parte posterior de los hombros y codos, permitiendo ver así los acuchillados.
También utilizaban el Justillo, (equivalente a la chaqueta moderna de traje). Lo utilizaban abierto sobre el jubón para que permitiera que este pudiera verse, podía tener cuello alto o bajo, y sus mangas eran desmontables, luego del S XVI se suprimen, poniendo un ribeteado en el contorno.
La bragueta era otro accesorio importante, remarcaba la ingle masculina, se llevaba en la entrepierna con un triangulo protector con relleno, la bragueta iba sujeta al jubón.
Las calzas eran unicamente utilizadas por hombres adinerados, ya que eran muy caras de producir. Los encañonads eran unas piezas ajustadas tubulares que se llevaban sobre las calzas para cubrir los muslos.
Las medias fueron evolucionando, ya que anteriormente eran realizadas con tejido plano imitando la forma de la pierna, pero con la invensión de la profesión de “tejedor”, se convirtieron en una prenda cómoda, ornando el tobillo. Las jarreteras (finas cintas anudadas por encima de la rodilla) eran las que sujetaban las medias.

Tejidos
Los trabajadores textiles durante el renacimiento adquirieron mayor experiencia, con lo cual los tejidos eran mas elaborados y extravagantes. Las sedas que antes eran importadas de oriente se comenzaron a fabricar en Flandes, donde también se producían brocados, así como también tafetan y terciopelo. En el norte de Europa se apreciaban de manera especial las prendas confeccionadas con terciopelo. Las pieles, se utilizaban para ribetear (piel de armiño, ardilla, cordero, zorro, rata almizclera y conejo).
También se utilizaban bufandas, velos y pañuelos confeccionados en seda, chifon y crepe.
También realizaban encajes, de bolillos y de aguja, se producía en talleres familiares, conventos y orfanatos, se vendía en las mercerías y lo utilizaban tanto hombres como mujeres, ya que era muy utilizado en las gorgueras.La lana, el lino y el algodón eran los textiles mas utilizados para la indumentaria diaria.
Alemania, Irlanda y Escocia producían el mejor lino, en España e Italia se fabricaban terciopelos de alta calidad, damascos, brocados y rasos.Los colores mas utilizados eran los fuertes, como el azul marino, el oro, el rojo, y el negro.

Calzado

Los zapatos eran confeccionados con una gran variedad de materiales, como piel, paño y seda. Las mujeres de alto nivel llevaban chapines.
Los zancos se llevaban elevando a quien los llevaba y afectaban su paso al caminar; luego se rebajó su suela, y así se crearon los zapatos de tacón alto.

Sombreros y Tocados

El retrato alcanza su cima durante el renacimiento, y es lo que nos brinda la información acerca de la indumentaria, tocados y accesorios utilizados.
El sombrero de paja era muy utilizado entre los hombres, el chaperón , un sombrero estilo turbante evolucionó la caperusa. También eran muy utilizadas las gorras con ala estrecha que se inclinaban sobre el rostro. Los sombreros eran adornados con joyas y plumas, las caperuzas eran comunes en los países bajos, mientras que las mujeres utilizaban gorros de terciopelo.=

Vestuario renacentista

Por otra parte, el vestuario. La mayoría de la moda Renacentista tiene su origen en Italia.
Esta nación controla por completo el comercio de la seda, de modo que los mejores paños, terciopelos y brocados (así como otros tejidos de calidad) se producen allí.
En el siglo XV los vestidos masculinos se acortaron y las calzas se alargaron, de seda de color brillante sujetas a las rodillas con complicados lazos o ligas enjoyadas.. Comenzaron a llevar una toga que se modificó hasta convertirla en una especie de corpiño abierto a los costados afirmado a la cintura y bajo los brazos.
Más tarde, se transformó en una casaca abierta adelante en cuyas mangas se bordaban los escudos familiares. La ropa tenía colores muy vivos y se empezaron a usar muchas pieles (marta, marmota, armiño) que se incorporaron a las capas y sobretodos. Algunos hombres se cubren los muslos con bombachos, mientras que otros llevan una especie de calzas menos ajustadas. Esta cubrición de los muslos suele ser de varios colores y corte complejo.
Los caballeros utilizan una coquilla para suplir la falta de tejido en la entrepierna. Esta pieza tuvo unos humildes orígenes como un simple trozo de tela atada al bombacho o a las calzas con lazos, pero en tiempos de Enrique VIII se había convertido en un símbolo de distinción. Algunas de estas coquillas están acolchadas, o incluso decoradas con joyería.
La camisa larga, normalmente de seda o lino, se enlaza en el cuello y las muñecas y se lleva sobre los leotardos. El hombre elegante también viste un jubón, la respuesta Renacentista al justillo. Esta prenda tiene tanto una función práctica como estilística.
La parte superior de las calzas se ata al jubón y los nudos se ocultan bajo el cinturón o la faja. Pueden ser sencillos, de lana oscura, o estar hechos de terciopelo de colores extravagantes, finos brocados e intrincados bordados. Este atuendo se completa con una capa, zapatos o botas y un sombrero piano o redondo con una pluma.
Los Duques de Borgoña transformaron a Dijon en un centro de la moda, la elegancia y la suntuosidad,siendo el reflejo estético del Renacimiento. Sin embargo, la burguesía mercantil seguía vistiendo con sencillez.
El vestuario femenino se caracterizó por el escote cuadrado, los bordados de oro y plata. Los hombres abultaron sus mangas con rellenos y extendieron las colas que llegaron a medir 5 metros. El sombrero adquirió forma de turbante con amplias alas. El pelo de las damas coronaba la cabeza con complicados moños de trenzas.
Llevaban un corpiño y falda cosidos en una sola pieza debajo de un vestido, ajustado a la cintura, que llegaba hasta el suelo.
Las mangas eran amplias, con puños de piel, y el escote bajo y de corte cuadrado.
Una dama italiana de las clases altas nunca saldría a la calle sin un par de chopines (la primera versión del zapato de plataforma) para mantener su falda y sus delicados pies alejados del barro.
En los trajes predominan las cinturas altas, la falda larga y las mangas elaboradas. La dama se enfunda un camisón de seda o lino llamado chemise, seguido por una camisa de color fuerte sobre el que se lleva una falda o vestido pesado de brocado o terciopelo.
Esta pieza suele estar exquisitamente decorada con hilo de oro o plata y con numerosas incrustaciones de joyas y cuentas. Las mangas están simplemente sujetas al vestido, lo que ofrece una gran versatilidad: una dama puede cambiar de traje cambiando las mangas. Estos lujos no se emplean a diario, salvo que se pertenezca a la nobleza. Para la ropa de diario se suele preferir la lana.
Por supuesto, una señora con gusto también viste ese imprescindible accesorio de la moda, el corsé. Suele estar hecho de acero, hierro o cuero endurecido para mantener el pecho erguido y la cintura lo mas estrecha posible. Después de todo, como indica Caterina de Medici, “una cintura grue¬sa es una falta de educación”.
Al final se acabaran aceptando las cinturas normales y el corsé será mas ornamental que práctico. La mujer también puede tener que sufrir una falda con aros inventada por los españoles. Durante el reinado de Isabel esta prenda dificultara a las jóvenes mas arrojadas acercarse demasiado a sus amores... o pasar por las puertas.
Respecto a la cabeza de la mujer, por fortuna los pesados sombreros medievales puntiagudos han desaparecido en favor de estilos más favorecedores.
En los círculos elegantes ingleses se usa el sombrero con gablete.
Se coloca sobre la parte trasera de la cabeza y tiene la forma de una pequeña cubierta a dos aguas, de donde recibe el nombre.
Otro cambio significativo de la moda se produce en el siglo XV: las mujeres muestran su cabello. Durante la época medieval las nobles se cubrían la melena (mostrarla era considerado pecaminoso) y pasaban horas frente al espejo peinándosela hacia atrás para mostrar la mayor entrada posible.
Por su parte, el hombre y la mujer medios no pueden permitirse seguir las modas porque trabajan en los campos, con un estilo totalmente medieval.
Las campesinas visten la misma chemise que las nobles, pero de un material mucho mas barato y con una sencilla falda de lana encima con un corpiño que se ata al frente. Los sombreros varían dependiendo del clima y de la profesión (y de la riqueza y la disponibilidad de tejidos), pero la mujer media viste una variación del griñón (un pañuelo que se pasa por el cuello y que rodea por completo el rostro, completado a veces con un velo) o un sombrero en forma de mono, que parece una boina acolchada que se lleva en la parte trasera de la cabeza.
Las campesinas pueden exhibir sin peligro las piernas por debajo de las rodillas. Cuando se trabaja en el campo no es practico arrastrar la falda (probablemente la única falda ).
Irónicamente, en el renacimiento se acepta el pecho de las mujeres desnudo. Hay que amamantar a los niños, y casi todas las damas tienen al menos uno del que cuidar. Desnudarse cada vez que el niño quiere comer es un gran inconveniente, de modo que el corpiño se abre para permitir el acceso a los pechos.
Algunas mujeres, especialmente las prostitutas y las cortesanas, muestran sus encantos en público con otros motivos... No es que el pecho femenino no resulte atractivo en este periodo, pero no es tabú, y por lo tanto pierde gran parte de su atractivo.
El trabajador ordinario viste una versión mucho mas sencilla de las ropas de los nobles: unas calzas u otro tipo de pantalón y una camisa larga. Una túnica reemplaza al jubón, aunque este puede vestirse en las ocasiones especiales. La túnica suele ceñirse con un cinturón. Aun no se ha inventado el bolsillo, así que todo lo que un hombre lleva cuelga del cinto en bolsitas o de cordeles.
Los zapatos son un accesorio opcional en el vestido de un campesino, en parte porque a no ser que el frío sea extremo son poco prácticos y especialmente por su altísimo precio. Los pobres, especialmente los niños y los campesinos, suelen ir descalzos.
Los primeros zapatos Renacentistas están hechos de cuero envolviendo el pie y cosido en el talón, cerrándose como una bolsa. Los ingeniosos holandeses tallan sus zuecos en madera. La zapatería es un oficio laborioso: no puedes ir simplemente y pedir un par de zapatos, sino que se hacen a medida. El calzado (o la falta de él) es una señal de posición.

RENACIMIENTO E INDUMENTARIA

Indumentaria:

La moda era un pasatiempo de las personas acomodadas, pero también durante el renacimiento llegó a ser preocupación de la próspera clase burguesa
Las comunicaciones y el transporte eran más rápidos y efectivos, proliferaron las esplendidas mercancías de lujo, y la gente empezó a desearlas.
Las prendas eran confeccionadas por sastres, y se adaptaban a los gustos de la clientela. La tienda, el hogar y el taller se localizaban en el mismo lugar. Los sastres ambulantes atendían a la gente del campo, que no podía acceder fácilmente a los centros urbanos.
Los cortesanos requerían un extenso guardarropas, y a menudo vendían sus ropajes en establecimientos de segunda mano para recuperar parte de su costo, lo cual denota el porque la moda era pasatiempo de las personas acomodadas.
Fue durante el Renacimiento en que se popularizó el estilo denominado “Acuchillado”, surgiendo como resultado de la derrota de Carlos el Temerario en 1477, cuando los suizos cayeron sobre sus tropas en Nancy , para celebrar la victoria cortaron los estandartes, las tiendas y los lujosos vestidos del ejército de borgoñón, atando tiras a los desgarrones de sus vestidos.
El acuchillado se caracteriza por tener las costuras abiertas, o cortar deliberadamente una prenda dejando visible el forro de la misma.

La gorguera es otro elemento destacado del renacimiento, tanto en la indumentaria masculina como en la femenina , en sus inicios era un cordón que fruncía el cuello de las camisas creando una especie de volante, que finalmente se convirtió en un elemento independiente de la prenda. La gorguera fue perfeccionada gracias a la utilización del almidón, fabricado en Flandes, haciendo que este accesorio adquiera rigidez, a demás de teñir el blanco y agregar un matiz azulado o amarillento. Para mantener la rigidez de la gorguera también se utilizaban soportes debajo de la misma que consistían en alambres forrados de seda. La gorguera cada vez fue más plegada con lo que sobresalía mucho y agobiaban por su altura. Mas tarde comenzaron a confeccionarse en Gasa, con los característicos bordes plateados o dorados en encaje, se podían utilizar en el escote del vestido o de la camisa.
Los hombres y mujeres de la clase media utilizaban prendas con mangas desmontables o con doble manga, una estrecha sujeta a la prenda interior, y otra mas amplia sujeta al cuerpo del vestido, permitiendo de esta manera cambiar el aspecto de una prenda.
Otra característica importante del traje renacentista eran las agujetas, se usaban para sujetar las calzas a la cintura del jubón, o las mangas desmontables a la sisa de un jubón o un cuerpo. Las agujetas generaban suntuosidad en el vestido.

En Inglaterra se popularizó el uso del pañuelo y el abanico, elemento traído por Cristobal Colón de regreso en 1496 de su segundo viaje, regalo a Isabél de Castilla, comenzaron a ser el complemento ideal para los suntuosos trajes; las mujeres de los ricos mercaderes veneciano portaban abanicos en forma de bandera.Los abanicos articulados podían sujetarse al cinturón con una cadena o una cinta para dejar las manos libres. Tanto hombres como mujeres utilizaban pañuelos, que tenían carácter decorativo. El pañuelo fue considerado el objeto definitorio de lujo, por lo que los pobres tenían prohibido su uso por ley. La mayoría eran de lino o seda, con el tiempo llegaron a estar adornados con remates de encaje o de ganchillo, bordes con borlas y bordados.
Las Mangas y las faldas se ensancharon, las ropas se hacian con tejidos tupidos, lujosos y suaves, como terciopelo, brocado y damasco.

Indumentaria Femenina
La indumentaria basica era una camisa interior de lino blanco, manga larga, sobre ella un vestido de cintura alta de color contrastante.
A fines de siglo el escote se hizo en forma de V hasta la linea de la cintura, se añadió una pieza de tejido rígido para tapar el pecho a modo de triángulo invertido llamado tassel. Las mangas se abrían a la altura de los hombros y de los codos, en la parte posterior, para dejar asomar por las aberturas las mangas de la prenda interior.La pieza principal del guardarropas femenino será la cota, o vestido interior.
Había tres tipos de verdugados , el tambor, muy popular en Francia, el reducido, español y el de campana, para incrementar el ancho de las faldas era requerido gran cantidad de material. Las prendas enfatizaban hombros anchos, un largo y estrecho talle y caderas anchas. La parte superior del cuerpo femenino era oprimida con la Basquiña, que era una prenda interior tipo corsé de material rígido, proyectando el pecho hacia arriba y aplanándolo, este efecto se veía potenciado al utilizar el peto, rigido y triangular.
Catalina de Medici fue la primera en llevar calzones, los que les permitieron a las mujeres montar a caballo de lado en la silla, los calzones eran confeccionados en algodón, con el tiempo comenzaron a hacerse en tejidos más suntuosos como por ejemplo el brocado.Las mujeres utilizaban capas largas y plisadas como prendas interiores.
Isabel I era famosa por su suntuosidad al vestir, su estilo era la rigidez, usaba Tudor, hombreras, cuerpo rígido, verdugado y una peluca enjoyada. Se afeitaba las cejas y el nacimiento del pelo. En 1998 su vida fue llevada a la pantalla en Elizabeth. Diseñadora del vestuario de la película Alexandra Byrne.

INDUMENTARIA Y BARROCO

EL BARROCO.
por María Ortíz

El Barroco, la época que se extiende entre el absolutismo y la ilustración, esta considerado como el ultimo gran estilo europeo. Este opone a la medida clásica un complejo de gran variedad dinámica de formas y expresiones.
Frente a frente se encuentran la alegría de vivir y una sensación distinguida, una espiritualidad religiosa y un riguroso ascetismo, una amplia variedad de formas y un rigorismo en las formas. Al mismo tiempo, el ilusionismo introduce lo teatral y escénico en el arte.
El siglo XVII es el siglo de Francia con sus dos grandes reinados: Luis XIII de 1613 a 1643 y Luis XIV de 1643 a 1715.
En cuanto a la indumentaria pueden visualizarse todas los rasgos distintivos del periodo así como un rápido cambio en los estilos de vestir. Podemos divisar el gran poderío francés no solo en la forma de portar las prendas si no también en la manera de conseguir los textiles y accesorios. Haremos un breve recorrido de los principales reyes y sus estilos a la hora de vestirse.
Enrique IV (Francia) 1589-1617: Por esta época se destacan las fabricaciones de hermosos brocados, terciopelos y sedas en la ciudad de Lyon y de tafetanes espesos en la ciudad de Tours, industrias que fomento Enrique IV. Los hombres todavía mezclan la indumentaria del ultimo periodo (renacimiento) a medida que van dejando mostrar las nuevas tipologías. Dentro del traje usual para hombre podemos destacar el uso de la capa corta redonda, un jubón de faldón corto, calzas con trusas (detalle renacentista), greguescos (pantaloncillos con frunce), botas de taco y el sombrero castor de ala ancha para completar el conjunto. En cuanto a las mujeres tenemos la presencia de una falda muy amplia de forma cilíndrica denominada falda tambor combinada con un corset. Engalanan el conjunto un cuello medici bien alto y abierto realizado en encaje a bolillos expresamente pedido a Italia. Este cuello iba en conjunto con unos puños o bocamangas del mismo material. Los peinados eran altos y adornados con perlas.

Luis XIII, un joven lleno de vitalidad y temperamento artístico comenzara a regir Francia desde abril de 1617 (hasta 1643). Toma el trono a través de un golpe de estado, sometiendo a su propia madre y liderando la primera mitad del siglo XVII con el apoyo y manejo del cardenal Richelieu.
Con respecto a la indumentaria llegamos a un momento de máxima elegancia. Richelieu con una serie de edictos y ordenanzas controla la importación de lujo de otros países. En 1633 pronuncia un importante edicto ilustrado por el grabador Abraham Bosse: El cortesano y la dama según el edicto. Este grabador francés, que vivió entre 1602 y 1676, a través de su obra nos da una idea muy clara de la vida cotidiana de su época.
El hombre viste unas calzas amplias y sueltas, un jubón acuchillado en las mangas, capa corta llamada manteaux que se colocaba en un solo hombro, cuello bajo de encaje combinando con los puños, botas de media caña con forma de embudo y sombrero castor. En cuanto al aspecto físico llevan una barba triangular característica del cardenal Richelieu y el rostro blanco.
Las mujeres llevan una camisola por debajo y varias enaguas. La prenda principal es un vestido conformado de una falda tambor y una pechera o corpiño. La falda tiene el rasgo distintivo de estar confeccionada con tres capas las cuales adquirieron un nombre muy simpático: la picara, la modesta y la secreta. El detalle final del armado de la falda esta en levantar la ultima capa formando un telón bien teatral. El escote se lleva pronunciado y el peinado se denomina a la garceta enrulado con un pequeño flequillo que asoma.
Hacia el año 1643 entramos en lo que se denomina el absolutismo francés vivenciado en la figura del rey Luis XIV. Ahora Francia es el arbitro indiscutido de la moda. Los estudiosos dividen – con alguna excepción- el reinado de Luis XIV (1643-1715) en tres periodos.


Periodo 1643-1660: El hombre lleva una chaqueta corta con calzones tubulares engalanados con lazos y cintas. Estos calzones llevan el nombre de rhingraves y tienen la característica de abultar tanto material que a veces simulan una falda. Este periodo es de lo mas excesivos en adornos y cantidad de tela. En el cuello llevan un cuello bando caído con corbata y jabot. El bando tiene forma de pétalos realizados en encaje que hacen juego con el ribete del mismo material que llevan las botas de caña media. El sombrero en boga es el pan de azúcar y comienza una moda que se extiende varios periodos que es el uso de peluca.
La mujeres llevan una falda campana y en casos extremos como el español el famoso guardainfantes bien retratado por Velazquez en Las Meninas. La elegancia se ve representada por accesorios de pedrería y el escote se insinúa con una forma bote alargada. La falda esta levantada en la cola con la misma impronta teatral de los periodos anteriores, y el manguito de piel cierra el conjunto con un toque de distinción.

Periodo 1660-1670: Considerando que es el periodo en donde se empieza a construir el palacio de Versalles no hace falta resaltar la opulencia con que se vivía el uso del traje tanto en el hombre como en la mujer. Los barones siguen usando los rhingraves pero esta vez con un sombrero de ala estrecha y dos plumas. El cabello se lleva largo y rizado en peluca. El exceso de tela, cintas y gallants sigue en pie. En cuanto a las mujeres podemos ver una falda levantada con cola, el escote bote, las mangas mas ajustadas que en tros periodos y con una nueva característica: el uso de tres volantes de encaje. El Nuevo peinado es a la sevigne bastante alto y con una impronta de desprolijidad. Aparecen los parasoles o sombrillas en la escena así como los adornos con perlas en el pelo.

Periodo 1670-1715: En este ultima parte del reinado de Luis XIV podemos ver parte de su caída hacia el final. El hombre comienza a aplacarse y a guiar el traje hacia lo que será el conjunto formal de tres piezas del siglo XIX. Aparece una de las prendas base mas importantes en la historia del traje: la casaca. Esto es un saco con un largo de 3-4, magas ajustadas y abotonadas, cuello redondo y cruce simple con abotonadura. Este saco se combina con un chaleco largo también delineado por botones en su acceso y lo que es el cullotte o calza que anticipa el pantalón. En la cabeza llevan el tricornio y en los pies zapatos de taco en colores negros y rojos.


La mujer toma un giro inesperado en este periodo ya que se da el gusto de llevar las prendas de periodos anteriores a un nivel casi de ridiculez. La moda que prevalece es la neglige y es un conjunto d falda y pechera bien flojas y con mucha cantidad de material que hacen ver a la mujer como si estuviera paseándose en camisón. Este periodo dura poco hasta que vuelve a arremeterse con mucha mas fuerza el uso del vestido compuesto de falda y corset delineado por mangas bien ajustadas y encajes. Sigue el uso de parasoles, abanicos y antifaces para evocar la imagen teatral característica del barroco.

El Mundo moderno


Se pretendía especialmente en el siglo XV y XVI alcanzar la meta de convertirse en el hombre universal versado en muchas disciplinas, ideal que corresponde a algunos elegidos como Brunelleschi, Ghiberti, León Batista Alberti, Francesco Di Giorgio, Donato Bramante, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti y otros. En su mayoría también eran arquitectos.La arquitectura no era considerada oficio autónomo ni poseía un sistema de formación propio, dado que quien era arquitecto anteriormente tendría formación artesanal en otra disciplina donde demostraría su destreza avanzando posteriormente en tareas de mayor envergadura donde se precisarían conocimientos en geometría y de teoría de las proporciones de la arquitectura antigua.Los pintores y escultores ganarían su reconocimiento al no ser considerados artesanos normales, en la clasificación medieval de la pintura y la escultura , estas serían artes "mecánicas" no liberales. Condicionalmente las artes liberales se enseñaban en las universidades, entre ellas se destacan las disciplinas elementales como la gramática, lógica y retórica y las más elevadas como, aritmética, geometría, música y astronomía. La importancia de una formación elevada para los pintores y escultores la destacaría Ghiberti que sostenía que debían estudiar gramática , geometría, aritmética, astronomía, filosofía, historia, medicina, anatomía, perspectiva y "diseño teórico"."La Puerta del Paraíso" del Baptisterio de Florencia realizada por Ghiberti marcará un punto de inflexión en la historia del arte.Hasta entrado el siglo XV la palabra "artista" era utilizada para nombrar a los estudiantes de las artes liberales y no para un pintor y escultor. Pero los artistas como Ghiberti durante los siglos XV y XVI se emanciparon de la programática teológica dándole al concepto "artista" su significado moderno, el ser artista denota un ascenso de estatus social.Anteriormente la iglesia había sido patrocinadora del arte pero en la Italia renacentista la mayoría de las imágenes serían encargadas por laicos. Los laicos y religiosos se comportaban como personas privadas o representantes de diversas corporaciones como los gremios responsables de las obras de la Catedral y del Baptisterio que encargaban mayormente obras como esculturas. Entre los corporativos se hallaban las hermandades destinadas a las tareas religiosas o caritativas que también se relacionaban con la política y la cultura. El Estado o Gobierno de las ciudades de la misma manera se mostraría como comitente.Poco se diferenciarían los comitentes públicos de los privados cuando se habla de príncipes que actuaban como regentes del Estado, que no diferenciaban entre las funciones públicas y privadas. Los artistas recibían encargos de ellos y en oportunidades un empleo fijo como Leonardo Da Vinci en Milán. Este empleo tendría dos caras, dado que la mayor seguridad económica y aumento de prestigio estaba concatenada a obligaciones de presencia y dependencia en lo referido a la ejecución del trabajo.Hay tres tipos de motivaciones para los encargos de pintura y escultura: la piedad, el prestigio y el placer, siendo esta la que ganaría importancia en el siglo XV y XVI las familias donde se destacara más esta característica será en las de formación Humanística, dado que entre los príncipes y representantes de las grandes familias, que actuaban como mecenas de las artes, los maestros humanistas, encontrarían sus alumnos. Así también en ocasiones los artistas recurrirían al consejo de los humanistas, en cuestiones de mitología clásica y de historia de la antigüedad para la realización de sus imágenes.Los humanistas serían los primeros en difundir conocimientos de la tradición clásica por ser conocedores de literatura, también aquí los estímulos se remontarían al Trecento en el que la Antigüedad Clásica y su legado literario se reactivaría. Siendo Petrarca (1304-1374) transmisor del entusiasmo por la antigüedad a sus discípulos. Destacándose Coluccio Salutati que ocupara en 1375 el cargo de canciller en Florencia y se convertiría en el pionero de la Filología Clásica , entre sus alumnos se encuentran los humanistas de la próxima generación: Leonardo Bruni, Pietro Paolo Vergerio y Poggio Bracciolino. La percepción de la antigüedad humanística en los siglos XV y XVI se eleva al rango de ciencia en el plano teórico e ideológicamente en lo práctico se tematiza la relación entre el Renacimiento y la Antigüedad.En lo que refiere a la arquitectura: el Papa Nicolás V sería uno de los más grandes constructores del Renacimiento y comitente de León Battista Alberti quien fue participe en los proyectos para reconstruir el Vaticano, el Papa consideraba que la pintura era capaz de hacer visible el poder divino, mostrando a las divinidades como hombres y mujeres reales y llenos de vida, mientras que la arquitectura presentaba obras para la eternidad donde las personalidades e instituciones gobernarían en el presente y los siglos venideros.Con sus edificios recuperó un imperio desaparecido y lo pobló con los cristianos poniendo al frente al Papa como nuevo Pontifex Maximums reconstruyendo la Iglesia de San Pedro con un mayor esplendor y porte clásico dándole la apariencia de un "Monumento Perpetuo" creado por la mano de Dios siendo una prueba eterna de que a los papas le correspondía tanto el poder terrenal en Roma así como las llaves del cielo y de la tierra entregadas por Cristo a Pedro, primer Papa fundador de la Iglesia.De este modo se recrea la Antigüedad como un imperio cristiano eterno. Siendo el Renacimiento un instrumento persuasivo, de la historia de Italia y utilizado como legitimador de una autoridad temporal y espiritual. Se puede limitar la arquitectura papal a los siglos XI y XVI donde alcanza el papado su máximo poderío y estuvo enmarcado en los movimientos de reforma religiosa decisivos. Donde el empeño de la iglesia fue fortalecer y propagar la fe en una comunidad en crecimiento especialmente, en el vulgo y la población laica no perteneciente a la nobleza.El vulgo que se enriquecía crecía y emigraba a las ciudades cuando antes vivía en las tierras de los señores feudales o en pequeñas poblaciones de Italia, la Iglesia desidio prestarle una mayor atención y su arquitectura sería un medio de propaganda papal dirigida a los más receptivos y a los que serian su posterior apoyo. Los nuevos edificios y sus tipos se atribuían a las diversas instituciones creadas por el vulgo que eran destinatarias de la propaganda arquitectónica papal.En el siglo XV personalidades importantes y familias pudientes construyeron sus residencias privadas, urbanas y de extramuros así como nuevos centros creados para la vida política y cultura cortesana de las ciudades, aplicando las formas arquitectónicas inspiradas en la Antigüedad. Desde el siglo XV al XVI también construyeron lejos de las ciudades, villas con jardines como nuevo centro de la cultura cortesana en Italia.

RENACIMIENTO


Los Siglos XV y XVI (características del Renacimiento en el Quattrocento y el Cinquecento)Introducción: El Renacimiento expresa un movimiento y una época donde se retorna al estudio e imitación de la literatura, arte y filosofía de la antigüedad clásica griega y romana En pintura la renovación hacia lo clásico se realiza por medio del estudio del natural y de la aplicación de las leyes de la perspectiva, únicamente este arte recibe la influencia greco-romana a través de la arquitectura y la escultura.Los cimientos de la renovación son varios, el eje más atrayente es el Humanismo orientado hacia el papel central del hombre y sus actos. La anatomía del hombre fue objeto de un minucioso estudio por parte de científicos, que dibujaban ordenadamente sus descubrimientos, involucrándose con frecuencia el rol del científico con el del pintor. Un pintor convenía de tener profundos conocimientos de teología, historia y mitología para estar autorizado en la representación de la historia que debería de narrar, el tornar a concentrarse en lo humano no es una dejadez de lo divino, por el contrario, lo divino es percibido desde la perspectiva humana para conferirlo de mayor significación: Dios trata de concebirse evidente a la razón humana, en vez de limitarlo a la impresión de la fe. Para una conveniente representación de la historia y de los personajes el pintor debería de laborar terceras ramas del saber: para los seres humanos, sé artículo anatomía y fisiología, también hubieron de estudiar mitología, lenguas clásicas y teología para representar dignamente, las escenas, los vestidos y los ambientes. La conquista de la tercera dimensión es fortalecida al colocar las figuras sobre un paisaje o en un interior, así tanto el propio volumen de la figura establece la profundidad, como también el hecho de moverse en un espacio aéreo a su alrededor.La mayor parte de la producción artística siguió consagrada al tópico religioso, con tres propósitos fundamentales: acrecentar la garantía de la predicación, lograr la emoción del fiel y conservar el dogma por medio de las imágenes. No obstante se introduce con ímpetu la pintura profana; por un lado germina el retrato representando a los mecenas de los pintores o a efigies representativas del saber, tanto moderno como antiguo; por otro la invasión del neoplatonismo florentino con representaciones paganas que se reajustan al cristianismo. La razón se recupera apoyándose en la reintroducción de la sabiduría clásica: los textos de la antigüedad que se atesoraban se traducen. Se inicia con vigor la pompa del retrato, se introducen mitologías, usualmente con trasfondo religioso e incluso misteriosos, es el caso de la obra de Botticelli, EL TRIUNFO DE LA PRIMAVERA.
Es esta etapa cuando los artistas principian en firmar sus obras, sus antecedentes biográficos son recogidos por los entendidos en arte, y sus teorías pictóricas están impregnadas de gran elaboración intelectual. El renacimiento se organiza en dos hemisferios, el Quattrocento o siglo XV y el Cinquecento o siglo XVI
En el Renacimiento, sus integrantes se autodenominan como hombres del Renacimiento, e inauguradores de una nueva Edad, la Edad Moderna, por oposición a la Edad Media , lazo de transición entre la grandiosidad de la Antigüedad clásica y su propia época.
Características del Renacimiento en los siglos XV y XVI:
El comienzo del Renacimiento Italiano suele datarse hacia el año 1420, el Renacimiento florentino es considerado por algunos historiadores del arte como un retomar la época de esplendor del Trecento temprano, en el cual se destacó Giotto por su naturalismo, donde según Vasari la renovación del arte se realiza por la imitación de la naturaleza que para él es lo mismo que el retorno de aquel (Giotto) a los maestros de la antigüedad.La pintura del Renacimiento se data en Masaccio (1401-1428). La arquitectura en el florentino Filippo Brunelleschi (1377-1446) y la escultura en Donatello (1386-1466)En la pintura renacentista Masaccio manifiesta el naturalismo de las representaciones figurativas y escénicas y el ilusionismo espacial logrado por la perspectiva central con que crea sus imágenes.Otra característica del Renacimiento en Italia es el surgimiento del individualismo, el hombre se reconoce como individuo espiritual y como indicio de la creciente conciencia de si mismos que cobran los hombres del siglo XVI, toma reanimación, la pintura de retratos donde príncipes , nobles y miembros del alto clero se hacen retratar y también miembros de la burguesía como los comerciantes, los banqueros, artesanos y eruditos humanistas e inclusive los artistas que lograron ganarse el reconocimiento de la sociedad y gozar de sus privilegios.

La Perspectiva en el Arte del Renacimiento:

Los artistas como Giotto ya en el trecento habían comenzado a realizar estudios sobre la perspectiva. A Giotto le era necesario representar las relaciones de espacio y volumen y en consecuencia crear un marco para las figuras y objetos de sus pinturas narrativas dándoles un estilo más convincente como representaciones de la realidad. Se destacan los trabajos ejecutados en la Capilla de la Arena en Padua y los de la Capilla Bardi en Florencia.A su vez en los últimos años del duocento y los primeros del trecento, la representación espacial en sentido ilusionista, tiene la característica especial de un cambio que modificara la historia de la pintura europea, hacia el futuro, donde la percepción óptica toma la importancia que impone la representación ilusionista como tarea artística. La imagen se transformó así en una ventana donde vemos una realidad creada artificial pero con datos basados en la experiencia real, por medio de una escenografía adecuada es lo que se logra alcanzar en la Basílica de San Francisco, en Asís.En los frescos que representan la leyenda de San Francisco en Asís, se destaca del ciclo, como fueron enmarcados los campos de frescos, parece tratarse de columnas de colores encajadas sobre pesadas cornisas, sosteniendo estas un entablamento macizo, las filas de consolas de la cornisa junto con el entablamento, son vistas en una inclinación de perspectiva, aparecen desde un punto de vista bajo o inferior. Del Este al Oeste el sistema de perspectiva se vuelve coherente, el artista descubre que el observador percibe el marco de una pintura como parte de su propia realidad. Con estos detalles los objetos se sitúan aparentemente en un espacio tridimensional, que empujaría la superficie del cuadro hacia adelante donde se halla el observador y a su vez la amplía hacia atrás donde se encuentra una profundidad espacial imaginaria.Este descubrimiento anticipara la perspectiva central del Renacimiento. También se destaca otra proyección espacial similar en los frescos de la Capilla Scrovegni de Padua realizados por Giotto.En el Renacimiento la idea principal de la época era describir a la presición la relación existente entre el observador individual y los objetos visualizados por el mismo observador en un momento preciso y determinar como cambiar esta relación en función de la distancia o del ángulo de observación. La importancia se sitúa en la relación dinámica entre el sujeto y el objeto que esta siendo visto u observado. Filippo Brunelleschi se convierte en el descubridor de la perspectiva lineal, se trata de un método para imitar el espacio medible en una superficie plana.Manetti además de biógrafo particular y observador directo del momento en que Filippo Brunelleschi realiza su descubrimiento de la perspectiva marca el hecho describiendo dos cuadros de demostración, hoy perdidos, que reproducen el Baptisterio de San Juan y el otro, el Palazzo Signori de gobierno ambos palacios ubicados en la ciudad de Florencia.Sobre el cuadro de Baptisterio de San Juan sabemos que fue pintado sobre una tabla de madera, se supone cuadrada, con medidas de 30 centímetros (treinta cm) de lado aproximadamente.Lo primordial aquí era una visión del Baptisterio octogonal, conforme lo visualizaba Brunelleschi, de pie, a unos 58 centímetros (cincuenta y ocho cm) poco más o menos, desde adentro de la puerta de la catedral, -es decir según cuenta Alberti- que se ubico en el centro de la entrada de la Catedral en un sitio donde mirando en dirección al Baptisterio, que se ubicaba en el mismo eje de la nave central de la catedral, el campo visual de Brunelleschi, quedaba perfectamente enmarcado por el portal, tal vez para emplear de ese modo el marco de la puerta y crear así una retícula, en la que en cada uno de sus cuatro lados indicaría unos puntos de referencia ubicados a igual distancia uno de otros (entre sí) o empleando cordeles entre los puntos correspondientes de los lados opuestos. De igual forma Brunelleschi divide así su ventana o plano de imagen y asegura la perfección de la imagen, manteniéndose a una distancia fija, respecto a ella y a su objeto - el Baptisterio-, mientras trabaja. Según Alberti este pudo haber sido el proceso utilizado. Mientras qué el método que emplea para exponer a la vista de los espectadores la imagen terminada, sería el siguiente: por medio de un pequeño orificio ubicado a la altura de los ojos en el lienzo pintado y colocando un espejo enfrente del mismo acomoda la distancia precisa que existiría entre el ojo de quien observa y la imagen reflejada, accediendo a que pueda de este modo ser vista a escala real. Reproduciendo así una vista de forma precisa desde un punto particular ofreciendo un patrón bidimensional como una fotografía- Siguiendo con lo relatado por Manetti, aún así ni la ubicación física ni lo descrito sobre la tabla que realiza Manetti, sirve para determinar con presición si Brunelleschi, representa una vista de ángulo amplio sobre lo que se hallaba delante de el, hasta un máximo de 90º, o una vista cómodamente amplia que abarcaba el Baptisterio junto con un tramo de los edificios que se encontraban a sus lados.Según Manetti, Brunelleschi habría construido lo que se denomina un peepshow -una caja cerrada donde , mirando por un orificio, se observa una escena ilusionista- hecho que logra aumentar la ilusión. Realizo un agujero pequeño en la tabla, en un punto que equivale a aquel en que su línea de visión se encuentra con el Baptisterio a lo largo de un eje perpendicular. Entonces el espectador visualizaba a través de ese agujero, por detrás de la tabla, hacia un espejo que se ubicaba de manera tal que reflejaba la superficie pintada. Las dimensiones del espejo deberían ser la mitad de las de la del panel para que se refleje este último por completo.Brunelleschi también uso plata bruñida para el cielo potenciando la ilusión óptica obligando al espectador a ver el Baptisterio pintado desde la ubicación del artista cuando vislumbraba el edificio real.La segunda tabla donde representa el Palazzo de Signori, esta hecha a escala mayor, desde la esquina que se encuentra opuesta y en diagonal de la Plaza. Narra Manetti que el ángulo de visión era amplio pasando así por los lados de la plaza, y el foco de atención se fijaría en el Palazzo. La tabla ahora sería de grandes dimensiones.Brunelleschi recortaría la zona del cielo por encima de los edificios intensificando la ilusión verificando además el perfil resultante de los edificios pintados con el de los edificios reales.El cuadro posee una disposición angular de su parte central y dos puntos laterales de convergencia.Brunelleschi utilizo un método para trazar las características más importantes de las vistas en la superficie plana del cuadro, que funciona así a modo de ventanas, pero las fuentes sobre el método empleado son variadas no pudiéndose llegar a un acuerdo preciso sobre cual fue la técnica aplicada.El legado de brunelleschi para los pintores de la época del renacimiento sería el implementar lo descubierto por él en la ideación de espacios imaginarios

TEXTO PARA REFLEXIONAR SOBRE LA EDAD MEDIA


La Edad Media y la idea del progresoJorge Jofre Licenciado en Artes. ( UNSAM) en
http://lilianakhoury.blogspot.com/2009/02/la-edad-media-y-la-idea-del-progreso.html

Historia y progreso.
Benedetto Croce en “Il concetto della storia nelle sue relazioni con concetto dell ´arte” alude a un único objetivo de la historia: “narrar los hechos”. Considera que los mismos deben ser expuestos por el historiador solo “de la manera exacta en que han sucedido”; sin producir alteración alguna en las causas de los mismos; manifestando esa sola circunstancia como “el ideal de la buena historiografía de todos los tiempos” [1].
En este escrito juvenil Croce, en el cual Hegel ejerció su seducción, rechaza la historia-narración para entrar decididamente en el concepto de la historia como explicación de los hechos; para ingresar decididamente en lo historiográfico. Supera decididamente la idea del alemán Leopold Von Ranke, de: “...tan solo exponer el hecho en la forma que ha sucedido... [2] . Quien fuera casi podríamos decir el “padre” de la historiografía, solo limitaba el análisis de la historia a un análisis exhaustivo de las fuentes obtenidas.
De tales afirmaciones se infiere que a través del tiempo no solo hubo historiadores y sucesos históricos acaecidos sino que también distintas formas de narrar y explicar el hecho por grande o pequeño que fuere. Eso solo justificaría las contrapuestas visiones de la historia del arte ( para citar un ejemplo ) en el siglo XIX de Gottfried Semper y Alois Riegl ( el célebre maestro de Erwin Panofsky ) o la casi caprichosa clasificación de Heinrich Wölfflin del renacimiento y el barroco , donde los conceptos parecen a veces trastocarse en esquemas vacíos de contenidos.
También podríamos traer a la memoria, la profunda labor de Eric J. Hobsbawm por clarificar la visión contemporánea de la historia social. El historiador nacido en Alejandría sacó del hielo al marxismo y lo empleó como herramienta para la construcción de una historia donde lo social cobra protagonismo. Sus trabajos de 1954 sobre la crisis general del siglo XVII y el prólogo realizado en 1964 para la edición del fragmento de las Grundisse de Marx sobre las formaciones económicas precapitalistas marcan esa línea de conducta. En la introducción al trabajo de Marx, Hobsbawm sostiene que la teoría del materialismo histórico solo necesita de la presencia de una “sucesión de modos de producción”; de una sucesión donde el ordenamiento de esos modos no este tal vez predeterminado de antemano. [3] . El historiador antepone al secuenciamiento cronológico la relevancia del modo de producir.
El panorama de la historia del mundo contemporáneo redactado por Hobsbawm en cuatro volúmenes, culmina en su “Historia del siglo XX” donde se nos muestra preocupado por el hecho de ser cronista y testigo de su tiempo y a la vez trazarnos una posible perspectiva del futuro.
Es en este punto donde Hobsbawm, nos habilita el camino para que aparezca un nuevo concepto que se une e imbrica a la cuestión del tratamiento de la historia. El hecho de plantearnos la posibilidad de vislumbrar un futuro nos habilita el camino para hablar de sucesos que avanzan en un cierto orden…..para hablar de la idea de progreso.
Pero tal idea no es sin duda alguna un sello original acuñado por Hobsbawm. Si retrocedemos en el siglo XX, nos encontraremos en Walter Benjamín con la cuestión del progreso relacionado con la historia. Es este célebre filósofo de la Escuela de Frankfurt que desde sus “Discursos interrumpidos” y tras las herencias dejadas por Hegel y Nietszche se animará a presentarnos una nueva concepción de la historia que nutrirá a muchos historiadores posteriores. Una nueva concepción alejada de los planteos “mecanicistas” que pretendían explicar los sucesos como piezas de un gran mecanismo o una especie de “engranaje de relojería”.
En “Discursos interrumpidos”, Benjamín, alude a la idea de un tiempo “homogéneo y vacío” [4] donde lentamente se depositan los sucesos. Para el filósofo la historia no solo es una secuencia mecanicista de hechos, sino también un conjunto de sucesos que se depositan en un no material receptáculo que él denomina como “tiempo homogéneo y vacío”.
El conjunto de los sucesos determina la idea del progreso; pasado, presente y futuro juegan un rol nuevo y distinto dentro de tal estructura, donde “La filosofía de la Historia” de Hegel finamente tamizada por Benjamin, hace acto de presencia. Así es como bajo esta mirada , un episodio presente solo tiene validez vinculado al pasado que anula y al futuro que aguarda para completar el total del proceso….el presente no es totalidad , solo un engranaje de la gran maquinaria de la historia; “ solo cuenta a título de fragmento” [5] .
Así como Platón recurrió al “mito de la caverna” para aclarar ciertos aspectos de su pensamiento, Benjamín, ahora recurre a un cuadro para traer a escena la cuestión de la historia y del progreso. Toma en cuenta a “Angelus Novus” donde Paul Klee, “representa un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado” [6] . De allí nace la alusión benjaminiana del “angel de la historia” que vuelve la mirada a las ruinas del pasado, mientras un viento poderosísimo lo arrastra, de espaldas, del presente hacia el futuro….” mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso...”. [7] .
El “ángel de la historia” de Benjamín sometido al fuerte viento no puede evitar el progreso, que crece desmesurada y descontroladamente. La metáfora nos sirve de especie de "modelo " de lo histórico en relación a la “idea del progreso” si en la historia se puede hablar de " modelos ajustables” que vayan cambiando las reglas del juego.
La línea histórica que fuera adecuada para los historiadores del pasado ha perdido credibilidad en el siglo XX, ya no se puede hablar de los sucesos ordenados unos tras otros como en el pasado; los mismos se superponen, se decusan, se aproximan y se distancian en distintos puntos de su marcha…..la modernidad de fines del siglo XIX ha traído consigo una nueva sociedad mucho más dinámica que no puede ser explicada solo mediante un único y lineal recorrido.
Fenómeno que trasladado al presente nos complica más aún el panorama , pero de todos modos no nos impide tener en claro que no hay solo " historia e historiadores ", sino que en lo que hace a las llamadas ciencias sociales las teorías y los cambios generan progresos en el conocimiento humano; determinan nuevas formas de abordar los campos. Si descartamos, de todos modos, ciertas posturas extremas de confianza en el progreso mediante la ciencia debemos sin embargo tener en cuenta que para pensadores como Benjamín la idea del mismo se haya ligado casi con seguridad a la idea de cambio y revolución. Debemos comprender que, bajo esta estructura de pensamiento, para pasar de un período a otro es necesario acumular una sucesión de hechos que en definitiva se constituye en progreso.

Edad Media y progreso.

En el prólogo de una edición castellana del libro de Jacob Burckhardt ” La Cultura del renacimiento en Italia”, el prologuista expresa: “ …abarca en ella , en efecto , toda la vida del renacimiento , la época que va desde Dante a Miguel Angel y haciéndola destacar sobre el fondo de la Edad Media con neto y vigoroso relieve” [8] . “Fondo de la Edad Media”, dice Bofill y Ferro, casi como si estuviera aludiendo a las ruinas del pasado y haciendo poner nuevamente a Benjamín en acto de presencia. Acaso ese” fondo de la Edad Media “no puede ser considerado como parte de las acumulaciones producidas dentro del “ tiempo homogéneo y vacío” mencionado por el filósofo.
Sabemos sin duda alguna que Jacob Burckhardt , acertó en lo que hace a algunos de los elementos constitutivos de esa " zona de paso " entre la sociedad gótica tardía y la renacentista; percibió en cierto modo la idea del progreso en el simple acto de pensar en el tránsito de una cultura a otra.
Burckhardt descubrió algunos de los puntos de contacto que conducen de un gótico " feudal y religioso " (feudal tardío) a un renacimiento individualista y cientificista que plantea graves crisis en lo que respecta a la fe y abre el camino de un futuro culto a la razón siglos después.
En “ La cultura del renacimiento en Italia” , el historiador, lamenta la inexistencia en los humanistas de trabajos generales sobre la historia general de la Edad Media . Menciona en cambio como aquellos que han considerado el período histórico (por lo menos en parte) son Matteo Palmieri con sus crónicas; Blondus de Forli en sus “Décadas” y un típico producto de la ilustración: Edward Gibbon, que en su “Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano” (1776) dedica 300 folios a los estudios de las fuentes y autores correspondientes al período de tiempo que va desde la temprana Edad Media hasta la muerte de Federico VI.
Líneas abajo afina aún más la puntería en el texto: " No vamos a investigar aquí críticamente que escritos utilizó Blondus, ni donde los descubrió; (los habrá rescatado de las ruinas del pasado, nos podemos preguntar) pero en la historia de la nueva investigación nadie podrá discutirle el honor a que se hace acreedor con esta obra (y allí viene la fuerte forma afirmativa del historiador que muchos reprocharon). Ella por sí sola justificaría la afirmación de que únicamente el estudio de la Antigüedad ha hecho posible el estudio de la Edad Media." [9] .
A continuación , establece en el texto un juicio vinculado al tiempo histórico vivido: "...Hay que tener en cuenta, por otra parte , que para la Italia de entonces , la Edad Media era algo que había pasado y que por lo tanto , el espíritu podía juzgarla libremente , como un hecho fuera de sí mismo....." ....y agrega..."..."No puede decirse que la haya juzgado en seguida con justicia , ni siquiera con benevolencia ; en las artes prevaleció un fuerte prejuicio contra las creaciones medievales y los humanistas fechan con su aparición el comienzo de una nueva época.....". [10] .
El historiador entonces remata su faena con una frase de Bocaccio escrita en las epístolas a Pizinga: "...Empiezo a esperar y a creer que dios se ha compadecido del nombre de Italia cuando veo que su magnánima bondad vuelve a conceder a los italianos almas parejas a las de los antiguos, almas que buscan la gloria por un camino que no es el de la rapiña y la violencia sino que la buscan por la senda de la poesía, cuyo premio es la inmortalidad...”. [11] .
Es en este momento cuando la duda fundamental se hace presente…. ¿Habrá intuido Burckhardt la posibilidad de un recorrido entre la Edad Media y el renacimiento? …. ¿Habrá descubierto en ello una superación de una etapa por otra; en definitiva la idea del progreso?...tales incógnitas son harto difíciles de encaminar hacia una respuesta.
De todos modos, tal vez la lentitud de ese proceso no le ha impedido a Burckhardt o a McNall Burns, aunque ambos historiadores vivieron en distintos siglos, percibir la presencia de un cierto progreso que reúne en sus extremos al pasado con el presente. Relevante como ejemplo al respecto, es el caso de la época de Dante Alghieri ( 1265-1321) , donde MCNall Burns relata que ya se había iniciado la lectura de los clásicos, menciona que el poeta se complacía en la lectura de tales autores y casi adoraba a Aristóteles , Séneca y Virgilio y agrega que cuando el poeta italiano escribe la “ Divina comedia” ( en lengua toscana ) , en ella : "....concibe al universo como un mundo finito cuyo centro es la tierra y en el que todo existe para beneficio del hombre ..." . [12]
La idea renacentista del hombre como centro del mundo ya está claramente expresada en Dante ; allí se puede hallar un notable punto de articulación entre lo " gótico " y lo " renacentista " . Dante construye su “Divina Comedia”, basada en la cosmogonía cristiana medieval pero combinando la alegoría con personajes reales de su Florencia natal, hecho que indica no solo la preocupación por “el mundo circundante” sino los albores de una nueva era donde la figura del hombre cobra protagonismo.
El historiador Arnold Toynbee, agrega otros elementos a la cuestión de Alighieri cuando afirma que la resolución tomada por el poeta “… de componer la “ Divina Comedia” en estrofas de versos rimados y en toscano , en lugar de los hexámetros latinos tuvo una importancia esencial en la ulterior inspiración de la poesía compuesta en todas las lenguas vernáculas del mundo occidental “ [13] permitiendo liberarse , a la nueva lengua, de la tradición del latín y dar así rienda suelta “ al libre juego de las facultades creadoras”. “…En la época de Dante, Italia había desarrollado una forma regional de civilización occidental. El resto de la cristiandad occidental tardó dos siglos para alcanzar el nivel cultural a que había llegado Italia en el 1300..." [14] . La península itálica había alcanzado el límite de " quiebre " con la cultura medieval y se mostraba en su esplendor; la " cultura del renacimiento en Italia " descripta por Burckhardt; se había iniciado dejando atrás las últimas etapas de la Baja Edad Media
Acaso en ambas citas referidas a Dante Alighieri y su “Divina Comedia”, no esta el claro ejemplo que nos brinda la posibilidad de concebir la “idea del progreso” aún en la tan mentada oscuridad de la Edad Media. El proceso que lleva al poeta florentino a una superación de los modos góticos aún más avanzados y lo pone ya en el contexto de una nueva era implica evolución; implica el silencioso trabajo de una especie de “selección natural” que lo conduce a mutar el antiguo estilo literario por el “dulce estilo nuevo”; incluye como en la selección darviniana evolución y por lo tanto progreso.

La cuestión del progreso.
Es cuestión fundamental de este trabajo: intentar establecer un diálogo entre la “idea del progreso” y un período de tiempo catalogado siempre como sombrío; como una especie de alteridad del progreso. Hallarle a la Edad Media, tal vez su verdadero sentido, dejando de lado la oscuridad con que siempre se la calificó; descartando la visión negativa que de ella tuvo el renacimiento y la humanidad posterior. Para ello nos resulta esencial poder quitarnos la imagen de una edad monótona e intrascendente donde el sistema feudal dominaba en una constante sin variantes la escena.
En primera instancia, si buscáramos un icono fundamental que represente a la Edad Media, deberíamos pensar en las maravillosas miniaturas realizadas para el Duque de Berry por los hermanos de Limburg. Una de ellas muestra al castillo del Louvre tal como estaba a principios del 1400. Los Limburg ubican el castillo en la parte superior de una de las páginas del Libro de Horas, y lo enmarcan con un semicírculo con un calendario y signos del zodíaco. Por el jardín del palacio pasean algunos personajes que por sus vestimentas se pueden identificar con nobles. En el tercio inferior de la miniatura, separados de la fortaleza por el agua de un foso, se hallan los campos del señor de la comarca. Se ve a un campesino rotulando la tierra con un arado tirado por un caballo, mientras otro labrador ubicado en primer plano arroja semillas en los surcos.
Pero la imagen de los Limburg solo plasma una cierta mirada de la Baja Edad Media, dado que como ha indicado José Luis Romero en ese momento de la cultura gótica se produce un cambio fundamental de la “imagen del mundo y del saber”. Las formas de vida de la época se acompañan de un mayor sentimiento de la naturaleza; de un marcado interés por parte de filósofos y científicos en las cuestiones del mundo circundante. [15] , y de un pensamiento que opta por limitarse a la tradición de la escolástica o por iniciar nuevos recorridos; un pensamiento que por momentos se torna total y absolutamente bipolar.
Es en este punto donde podemos recurrir, en segunda instancia, a una famosa novela del semiólogo italiano Umberto Eco., “El nombre de la rosa”, al cual el haber descubierto en 1968 “Le manuscript de Dom Adson de Melk” ( Aux Presses de l’Abbaye de la Source, Paris, 1842) redactado por el abate Vallet , le permitió escribir la misma y ambientarla en las postrimerías de la Edad Media. Historia que pese a desarrollarse dentro de un monasterio cristiano, esta plagada de crímenes, misterio e intrigas; elementos que rompen con la monotonía de la vida monástica y que en definitiva alteran el rutinario trabajo de escritura de los monjes en sus scriptorium...
Pero, lo notable del extenso relato escrito por Eco es que el mismo le permite poner en juego la idea de un pensamiento bipolarizado en el aparentemente uniforme horizonte de la Baja Edad Media. A la acartonada “ escolástica” desarrollada bajo el rigor de normas inflexibles y corporizada, en la novela, por la figura del inquisidor Bernardo Gui , Eco, le opone al detectivesco Guillermo de Baskerville , nítido exponente del pensamiento “ nominalista” que fuerza la última parte de la cultura gótica y deja a un costado lo platónico para adentrarse en la materialidad de las cosas.
Bernardo Gui, rinde culto a una tradición de la iglesia que por momentos apela a la imposición de la fe y un pensamiento por la fuerza: a una mirada vuelta hacia el pasado. Mientras Guillermo de Baskerville representa un nuevo pensamiento de cara al futuro; de cara evidentemente al progreso. Como el filósofo medieval Guillermo de Ockham, uno de los creadores del “nominalismo”, Guillermo de Baskerville busca acercarse a la idea de un “conocimiento más exacto”, términos que la epistemología ha vinculado en muchas teorías con la idea de “progreso científico”. Tengamos en cuenta que antes de terminar el siglo X, “ la traducción al latín de las obras lógicas de Aristóteles que llevó a cabo Boecio era estudiada y expuesta en Occidente por el erudito francés Gerbert de Aurillac, después de haber permanecido dormida durante cuatrocientos cincuenta años....”. [16] . Hecho que sirvió para desplazar, por lo menos en parte, del posible centro de la escena a Platón y el “neoplatonismo” y puso en juego la posibilidad de tímidos, pero nuevos planteos teológicos que abren una brecha hacia las creencias del humanismo en Italia y las revoluciones protestantes del norte de Europa.
Pero, pese a los intentos de pensadores como Eco, de hallar alguna idea vinculada al progreso dentro de la Edad Media, sabemos que hasta el término “medieval”, desde mediados del siglo XIX "...tuvo un persistente uso desfavorable, comparable con el sentido peyorativo de primitivo, o con anticuado...”. [17] . Cuestión que no se limita solamente al término, sino que arriba al hecho de no poder poner en claro como el hombre europeo pudo pasar de un aparente sistema feudal cerrado a la cultura humanista del renacimiento.
.El historiador Paul Johnson cree que en muchos momentos durante la Edad Media, gobernantes, artistas e intelectuales intentaron volver al esplendor romano [18] , búsqueda que el sistema socio-político y económico de la época impidió en gran medida. Dicho en otras palabras, tuvieron en cuenta las ruinas de un pasado glorioso; y así es como tal vez algunos han llegado a hablar de: un renacimiento antes que el renacimiento; de un resurgir de la cultura greco-latina antes aún de lo que lo que los historiadores consideran.
Tal vez bajo la luz de estas afirmaciones, es que podamos generar a modo de hipótesis, la posible existencia de una Cuarta Etapa de la Edad Media; una especie de bisagra que articula la cultura gótica tardía con la forma más primitiva del renacimiento. Si esto fuera cierto estaríamos a un paso de poder aplicar la “idea del progreso” dentro del campo mismo de la siempre menospreciada sociedad medieval.
Pero, no nos alegremos en demasía ante la posibilidad de ver la existencia de alguna forma de progreso en la Edad Media, porque tal vez en ello se halla el elemento germinal de nuestras carencias presentes como sociedad humana. Ya en el siglo XIX desconfiaba Baudelaire del progreso y Benjamín entendió a la modernidad como el “tiempo del infierno” (Benjamín, 1927/29)…entre las interpretaciones de la metáfora benjaminiana inspirada en el cuadro de Klee, existe aquella que sostiene que el ángel de espaldas al futuro cruza su mirada con el avance del tiempo; observa así las ruinas que el cruel progreso va dejando.
Guillermo de Baskerville, el personaje de Eco, trata de mirar el futuro cara a cara sin miedo a afrontarlo, mientras que el ángel benjaminiano no puede o no quiere verlo porque tal vez intuye que el progreso no es tan bueno como aparenta. El filósofo frankfurtiano, se ha dado cuenta que el “conocimiento más exacto” o las nuevas posibilidades de la técnica o el impacto de la ciencia en el mundo moderno no han servido para mejorar o ni siquiera mantener bien firme ciertas cuestiones vinculadas a la conducta humana; cuestiones que al negativizarse se relacionan con la violencia; el aislamiento o la desesperanza y relativizan la idea del progreso como algo salvífico. Si esto fuera verdadero, Walter Benjamín, debió haber visto en nuestro presente una oscuridad mayor aún de la que siempre le hemos atribuido a la tan menospreciada Edad Media.

Notas
[1] SAITTA, Armando, Guía critica de la historia y la historiografía, FCE, México, 1996, op.cit. “ Il concetto Della storia nelle sue relazioni con concetto dell arte” , Crocce, pag. 32-33.
[2] Ibídem, p. 187.
[3] HOBSBAWN, Eric, Entrevista sobre el siglo XXI, Critica, Barcelona, 2000, p. 187.
[4] BENJAMIN, Walter, Discursos interrumpidos, Taurus, Madrid, 1982, p. 187.
[5] BURCKHARDT, Jacob, La cultura del renacimiento en Italia, Iberia, Barcelona, 1979, Notas prologales, pp. IX -X.
[6] Ibídem, p. 187.
[7] Ibídem.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem, p. 180.
[10] Ibídem.
[11] Ibídem. P. 181.
[12] Mc NALL BURNS, Edward, Civilizaciones de occidente. Su historia y su cultura, Peuser, Buenos Aires, 1964, p. 385.
[13] TOYNBEE, Arnold, La gran aventura de la humanidad, Emecé, Buenos Aires, 1985. p. 432.
[14] Ibídem, p. 432.
[15] ROMERO, José Luis, La Edad Media, FCE, Buenos Aires, 2000, pp. 180-181.
[16]TOYNBEE, Arnold, op. cit. p. 356.
[17] WILLIAMS, Raymond, Palabras clave, Nueva Visión, Buenos Aires, 2000, pp. 222-223.
[18] JOHNSON, Paul, El renacimiento, Mondadori-Sudamericana, Buenos Aires, 2005.

Bibliografía de consulta.
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Hobsbawm, Eric, “Entrevista sobre el siglo XXI”, Barcelona, Crítica, 2000.
Huygue, René, Ikeda, Daisaku, “La noche anuncia a la aurora”, Buenos Aires, Emecé, 1985.
Johnson, Paul, “El renacimiento”, Buenos Aires, Mondadori. Editorial Sudamericana, 2005.
Mc. Nall Burns, Edward, “Civilizaciones de Occidente. Su historia y su cultura”,
Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1964.
Romero, José Luis, “La Edad Media, Mexico, F.C.E., 2000.
Saitta, Armando, “Guía crítica de la Historia y de la Historiografía”, México, F.C.E., 1996.
Toynbee, Arnold, “ La gran aventura de la humanidad”, Buenos Aires, Emecé, 1985.
Vattimo, Gianni y otros., “En torno a la posmodernidad” (“Apunte sobre el pensamiento destructivo”; Patxi Lanceros), Colombia, Anthropos, 1994
Williams, Raymond, “Palabras Clave”, Buenos Aires, Editorial Nueva Visión, 2000.

Jorge Jofre. Nació en Buenos Aires. Licenciado en Artes. (UNSAM). Investigador; crítico cultural y ensayista. Escribe sobre temas de la cultura y el arte. Fue columnista y consultor periodístico de las revistas “Utopias en la palabra” y “Punto & Aparte”. Es miembro del Circulo de Prensa de Gral. San Martín.
Publicado en: “ Revista Historia Regional” Nro. 42, Villa Constitución ( Santa Fe), septiembre 2006.

EL BAÑO MEDIEVAL


ALGUNAS CURIOSIDADES SOBRE EL BAÑO MEDIEVAL
http://paseandohistoria.blogspot.com/2009/02/la-higiene-en-la-edad-media.html

La concepción generalizada es que en la edad media las personas no tomaban baños y vivían en un estado de completa suciedad, sin embargo parece que al menos en parte, esto es un mito. Historiadores señalan que durante la mayor parte de esta época existió (al menos en las ciudades) una actitud positiva hacia el baño, al que se otorgaban virtudes terapéuticas, si bien no tanto como ocurría en los tiempos de gloria de la Roma imperial y sus grandes termas.
Los baños públicos florecieron en las grandes ciudades europeas en el siglo XIII, y para el siglo XV ya eran algo normal en pueblos medianos. Contrario a las elaboradas instalaciones de los baños romanos o árabes con grandes albercas comunes de distintas temperaturas, los baños medievales usaban tinajas de madera con agua caliente en las que cabían dos o tres personas.
Baños medievales
De hecho, muchas de las ilustraciones medievales que sobreviven en nuestros días muestran a la gente tomando baños comunales, y algunas otras muestran que también eran comunes las mesas con comida y bebidas junto a las tinas o encima de ellas para comer mientras se tomaba el baño.
Para mediados del siglo XIII, los baños públicos eran tan numerosos en París que los estuviers, o propietarios, formaron su propio gremio. La popularidad de estos baños públicos desencadenó otras actividades. De hecho, la palabra en inglés stew, cuya una de sus acepciones significa burdel, proviene del francés etuves, o baño público. En el siglo XV estos términos eran considerados sinónimos en varias ciudades de la Europa medieval.
El baño era también una parte importante en los rituales de los caballeros medievales. Para su nombramiento, el candidato debía bañarse antes de pasar la noche en oración, con la finalidad de que estuviera corporal y espiritualmente purificado antes de convertirse en caballero.
La actitud de la iglesia hacia el baño no era positiva, lo condenaba ya que lo veía como un lujo innecesario y pecaminoso. Estudiosos también señalan que esa actitud proviene en parte de los primeros cristianos, donde los ascetas y eremitas evitaban el baño como un modo de autoflagelación. Es probable que de documentos religiosos que condenaban al baño es de donde proviene la actual concepción de que la gente de la edad media no se bañaba.
Parece ser, sin embargo, que la sana costumbre del baño se vino abajo de la mano de las grandes epidemias medievales, cuando comienza a pensarse que el agua es la culpable de los contagios entre los cuerpos, porque a través de los poros de la piel se podía acceder a todos los órganos. Empieza entonces la época del baño “en seco”, restringiéndose el uso del agua a manos y cara. Esta situación se mantendría hasta casi el siglo XIX.
Necesidades fisiológicas
La orina humana en la edad media tuvo muchos usos. Esta era recogida en vasijas (dispuestas en las calles y en los rellanos de las escaleras) y se utilizaba en las lavanderías (por su alto contenido en amoniaco). La blancura de las lanas y los linos de senadores, emperadores, reyes, nobles y caballeros procedía de los orines de los pobres, los siervos y los campesinos.
Por muy desagradable que parezca, en la edad media la orina también era empleada para la higiene bucal: los europeos de esa época se lavaban la boca con sus propios orines. Los iberos, por ejemplo, almacenaban su orina en recipientes, la dejaban reposar un tiempo y luego tomaban pequeñas cantidades para su uso como dentífrico. Los romanos adoptaron esta costumbre, aunque como eran un poco más finos, mezclaban la orina con piedra pómez y colorantes para hacer más llevadero el enjuague.

ALGUNOS FILMS






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GASTRONOMIA MEDIEVAL

Fuente http://www.educahistoria.com/cms/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=25
Autor José Luis de la Torre Díaz
martes, 02 de mayo de 2006

LA COMIDA DE LOS SEÑORES EN UN CASTILLO MEDIEVALLas comidas de los señores feudales eran habitualmente banquetes pantagruélicos. La carne de cacería (al contrario de lo que se piensa) no era habitual en los menús diarios. Era la carne de corral, el pescado, las aves y la verdura los ingredientes que formaban parte de los menús habituales. La cocina solía estar situada en el patio, separada del resto de las dependencias para evitar los incendios. Normalmente disponía de un gran fuego de cocina con diversos anexos como el horno para el pan, la frutería, la bodega y un gran almacén donde se guardaban las reservas de comida.
Aunque era grande la cantidad de comida servida no quiere decir esto que todos los comensales comieran de todo. Era como un gran “self service”. Cada invitado elegía los platos que le interesaban. Normalmente las recetas contenían pocas grasas ya que el aceite de oliva y de nueces se utilizaba poco. A diferencia de la actualidad las salsas no se emulsionaban con harina, sino que eran bastante ácidas a base de vinagre y zumo de limón. La sal se utilizaba como conservante, normalmente los cerdos de la matanza de otoño se conservaban en el saladero. Las especies (la pimienta, el jengibre, la canela y la nuez moscada sobre todo) se utilizaban para dar sabor exótico a los alimentos y para disimular el gusto de la carne pasada.
El papel de las viñas era muy importante en toda Europa y la vendimia era una celebración importantísima dentro del calendario agrícola. No obstante, el vino que se utilizaba durante todo el año tenía poca graduación. Al final de las comidas se utilizaba un vino perfumado con miel y especies.
El pan blanco de trigo sólo era utilizado en la mesa del señor feudal. El resto los mortales consumían habitualmente pan de centeno. Los panaderos cocían panes grandes que frecuentemente se utilizaban como plato donde reposar los alimentos que se comen.
La leche y sus derivados no eran de gran consumo por su dificultad de conservación. Por este motivo los productos lácteos más utilizados eran la mantequilla y algunos quesos que se utilizaban en las “gachas” que tomaban los niños y en los postres, como por ejemplo, los flanes. Sin embargo, los ingredientes habituales de los postres eran las frutas del tiempo, especialmente la manzana que se conservaba todo el invierno. Se hacían compotas de higos y ciruelas. Las confituras de almendras y avellanas maceradas en miel (los castillos medievales acostumbraban a tener sus propias panales) eran también postres exquisitos.
Cuando el señor feudal organizaba un gran festín normalmente invitaba a representantes de la nobleza que ocupaban lugares en la mesa según su importancia. La comida se cogía de los grandes platos con el tenedor de dos dientes o con la punta del cuchillo. Estos con frecuencia eran dagas y puñales, Las piezas de carne, a menudo animales asados y servidos enteros, los cortaba el dueño de la casa, el anfitrión, con la espada. No se había inventado todavía la servilleta, el mantel, siempre con caída muy larga del lado de los comensales, servía para limpiarse. Los purés y sopas se comían con la cuchara. Era habitual y bien visto comer con tres dedos de cada mano por lo que antes de comer los comensales se solían lavar las manos. Los recipientes raramente eran de vidrio puesto que eran un material caro y lujoso en las mesas medievales. Normalmente los invitados beben en vasos y copas de metal o maderas nobles.
Según nos cuenta el célebre cocinero medieval francés Taillevent , en las cocinas de la Edad Media las chimeneas eran amplias y altas. Un hombre, generalmente, podía estar de pie sin agacharse, y diez o doce personas podían colocarse alrededor del hogar. El uso de varios fogones divididos en varios compartimentos no era frecuente como en la actualidad. Los alimentos se cocinaban sobre el fuego de la chimenea y se puede comprender fácilmente que esos hogares ardientes no permitieran guisar ciertos platos que había que remover durante la cocción, o que se preparaban en pequeños calderos. Eso se cocinaba con infiernillos llenos de brasas. Los arquitectos del siglo XIII comenzaron a instalar en las cocinas hornillos y también mesas para decorar los platos antes de servirlos.
José Luis de la Torre webmaster de www.educahistoria.com Fecha de publicación: 01 May 2004

LA VIVIENDA

de http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/

Las condiciones materiales de existencia para el hombre y la mujer medievales serán bastante precarias debido a su dependencia del medio natural. Sería lógico pensar que estas condiciones variaban en relación con las diferencias sociales. Fuertes diferencias encontramos entre las casas o las ropas de los señores feudales y los altos clérigos respecto a las de los labriegos o humildes artesanos. Aún así también las clases altas tenían amplias carencias que, de esta manera, igualaban a la sociedad. Las casas desempeñaban diversas funciones; eran refugio ante las inclemencias naturales, residencia de la familia y el centro de las actividades productivas. La vivienda de los campesinos también era granero y establo mientras que en los núcleos urbanos la casa de los artesanos incluía también el taller. La chimenea era uno de los elementos fundamentales de la casa al representar el hogar y la unidad de percepción fiscal. Los documentos de la época hacen referencia a fuegos por lo que los estudios demográficos difieren a la hora de aplicar el número de personas que habitaba ese fuego. Las viviendas humildes eran tremendamente sencillas: constaban de un amplio espacio donde se vivía y trabajaba, se comía y se dormía. Las casas solían ser de madera aunque también podían incluir ladrillo, adobe o piedra. Debemos advertir que en las ciudades se empiezan a manifestar importantes transformaciones en cuanto a la división del espacio. En este ámbito urbano las casas tenían dos pisos, estando la zona a pie de calle destinada a la tienda o taller y a zona de cocinas, donde también se comía. Al fondo de la planta baja encontramos un patio con un pozo. La segunda planta es la zona de habitaciones comunicada con la planta baja por una escalera. Sobre este primer piso estaba el granero y en el subsuelo hallamos la bodega. En buena medida repite el esquema de los chalets adosados de la actualidad. Las baldosas que cubren los suelos, las letrinas o los cristales que cierran las ventanas serían signos evidentes del progreso económico y social de los habitantes de la vivienda. Hablando en términos númericos, los habitantes de esta casa modelo urbana dispondrían de unos cien metros cuadrados de vivienda. Otro tipo de viviendas urbanas serían los típicos corrales castellanos donde gente de condición modesta organizaban sus casas alrededor de un patio donde estaba el pozo común. Las viviendas eran pequeñas y las letrinas de uso conjunto. En Sevilla las casas también se organizaban en torno a patios, evidencia de la influencia musulmana. Las limitaciones caracterizaban el mobiliario medieval. La cama, la mesa, los asientos o bancos y las arcas eran los cuatro muebles básicos en una casa. El más importante era la cama -en Castilla decir que alguien "no tiene más que la cama sobre la que se echa" era sinónimo de pobreza"-, generalmente de gran tamaño ya que la familia solía dormir conjuntamente. En numerosas ocasiones la cama se construía con unos bancos o tablas sobre las que se colocaban las colchas, siendo un mueble desmontable. En las casas nobles la cama era una estructura estable que se adornaba con un dosel. Los colchones eran de paja -los más pobres- o plumas. La ropa de cama también variaba en función de la condición social. Las mesas cumplían un importante papel en la vivienda medieval. También podían ser desmontables -un tablero sobre caballetes que se quitaba cuando acababa la comida, de donde viene la expresión "quitar la mesa" - o fijas, incluso adosadas a la pared. El médico sevillano Juan de Aviñón establece que la altura óptima de las mesas debía ser de tres palmos. Acompañando a la mesa encontramos los bancos. Este mismo médico también hace referencia a sus medidas ideales: dos palmos de anchura y entre uno y medio y dos de altura. Para amortiguar la dureza de la madera con que estaban construidos se utilizaban cojines. Los enseres de la familia se guardaban en arcas, desde los vestidos a los utensilios, alimentos o los escasos libros. Podíamos considerar que realizaban la función de los actuales armarios y también eran utilizados como asientos. Se cerraban con complicados herrajes. Braseros, candiles, alfombras, esteras, espejos, cubas, jarras, tinajas y un amplio etcétera formaban el catálogo de objetos existentes en las viviendas.