Durante mi adolescencia, nunca me gustó la historia. Ahora veo con claridad que este hecho fue debido a dos factores fundamentales: el desinterés propio de dicha edad, y los nefastos profesores que tuve en el colegio sobre la materia. De hecho, curiosamente, el mejor profesor de historia que tuve durante mi etapa escolar ni siquiera tenía el título para ello, ya que era profesor de Educación Física.
Sin embargo, con el paso del tiempo aprendí a apreciar a la historia en su justa medida, y me he dado cuenta de que ciertos pasajes de la historia, bien contados, resultan apasionantes. Cuando uno no se ve en la obligación de retener datos y fechas es cuando empieza realmente a disfrutar del estudio de la vida y los acontecimientos de épocas lejanas en el espacio y en el tiempo.
Pues bien, uno de mis periodos históricos favoritos siempre ha sido el de la Inglaterra Victoriana. No tanto en cuanto a los acontecimientos políticos, sino a la vida en el Londres de aquella época, en plena efervescencia de la Revolución Industrial. Un Londres oscuro y empeñado en guardar las apariencias, que tan bien ha sabido retratar Tim Burton en alguna de sus películas (director al que, como ya sabéis, no profeso especial devoción). Y no debo ser el único con pasión por este periodo ya que existe multitud de literatura, cine e incluso videojuegos ambientados en esta época histórica.
Hoy quiero, por lo tanto, hacer un pequeño repaso a algunos de los usos y costumbres del Londres victoriano y recomendar unas cuantas historias ambientadas en el mismo. Espero que disfrutéis acompañándome en este recorrido.
El esplendor de la sociedad londinense
El siglo XIX fue, sin duda, el período de mayor bonanza económica del Reino Unido. La política colonial británica había llevado a los ingleses a poseer territorios en todo el mundo, con los importantes beneficios, tanto económicos como de comercio y abastecimiento de materias primas, que esto suponía. Así pues, a finales del siglo XIX, Gran Bretaña era el Imperio más poderoso del mundo, a pesar de haber perdido territorios como los Estados Unidos, gracias a que todavía dominaba el comercio con el continente norteamericano así como otras muchas de sus antiguas colonias.
El Imperio Británico ejercía su supremacía marítima en todo el mundo, algo lógico teniendo en cuenta que estamos hablando, al fin y al cabo, de una isla. La Royal Navy se convertía, a la vez, en el brazo armado más poderoso del mundo y en el símbolo de dicho Imperio. El esplendor de España había llevado a nuestro país a ser la principal potencia europea en el siglo XVII, hasta que las derrotas contra Francia en la Guerra de los Treinta Años y el ascenso del poderío naval holandés acabaron reduciéndola a una potencia más. Por tanto, ahora eran los ingleses los que “partían el bacalao” a nivel europeo.
La época victoriana fue un período de progreso, aventura y descubrimiento. Los viajes de Livingstone y Stanley apasionaban al público inglés, que seguía sus aventuras por el corazón de Africa con entusiasmo. También es la época de algunos de los escritores más famosos en lengua inglesa (con perdón de William Shakespeare), autores como Charles Dickens, Lewis Carroll, Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson (máximo exponente de la novela de aventuras) o Sir Arthur Conan Doyle.
Y fue, por último, una época de progreso tecnológico trepidante. En tan solo 100 años Gran Bretaña pasó de ser una sociedad rural a una potencia mundial absolutamente industrializada, debido a una Segunda Gran Revolución Industrial y un sistema de ferrocarril que comunicaba todo el país
También fue la época del surgir del movimiento obrero, al pasar un gran porcentaje de la población de la vida rural al trabajo de las fábricas. Un movimiento que produjo profundos cambios políticos y sociales que transformaron la rígida sociedad de la época.
La moral victoriana
En contraste con el progreso tecnológico que experimentó la sociedad británica durante el siglo XIX, la época victoriana se caracterizó por un puritanismo exagerado y una tremenda represión sexual. A pesar de los avances científicos en otros campos, en el siglo XIX fue también cuando se postuló que la causa de la degeneración de las razas era la promiscuidad y la perversión, considerada origen de todos los problemas sociales. Se instaura así la famosa moral victoriana, basada en la represión sexual y la infravaloración de la mujer, transformada en responsable de todos los males sociales.
Las relaciones entre ambos sexos y los rituales de cortejo, sobre todo entre las clases altas, estaban rígidamente definidos. El pretendiente debía, antes de iniciar cualquier relación, negociar con los padres de la novia. Si estos aceptaban la petición, el joven podía comenzar entonces a cortejarla, inicialmente siempre en la casa de la novia y en presencia de algún familiar que ejercía como carabina, hasta la fecha estipulada para el matrimonio. Durante el noviazgo, ambas familias se ponían de acuerdo sobre la tasa de las dotes y luego, ante un notario, realizaban la firma del contrato matrimonial. El matrimonio era, en esencia, una forma de establecer acuerdos económicos. Así pues, en la gran mayoría de las ocasiones, y sobre todo entre las clases altas, el matrimonio tenía una mera función práctica y estaba desprovisto de amor.
La sociedad victoriana era profundamente patriarcal, estando la mujer subordinada por completo al hombre en todos los aspectos. La castidad debe presidir las relaciones de la pareja dentro del matrimonio, ya que fuera de él sólo pueden encontrarse “bajas pasiones”. Así pues el hombre, bajo la represión sexual ejercida por la moral de la época, solía buscar “consuelo” en las prostitutas que poblaban los barrios más desfavorecidos de Londres. Y aunque esta actitud no era ni mucho menos aprobada en público, sí que era aceptada en privado, de modo que si dos personas “respetables” se encontraban en un burdel, fingirían no conocerse y no harían mención al encuentro en ninguna de sus coincidencias futuras en sociedad.
Una de las anécdotas que mejor definen la moral de esta época es la llamada “sexualidad del tobillo”. Para hacernos una idea de la rigidez moral de la época, basta con decir que el largo estipulado de la falda de las mujeres en la sociedad victoriana debía llegar hasta los pies y, de hecho, un acto que hoy nos pueden parecer tan inocente como el de mostrar un tobillo era considerado algo escandaloso. Todo esto, evidentemente, siempre hablando de la clase burguesa y la aristocracia, ya que la clase obrera tenía mayores preocupaciones que el largo de las faldas o el último acontecimiento social en el que había que dejarse ver.
Hipócrita, machista y, en general, inculta (la tasa de analfabetismo rozaba el 18% en los hombres y el 25% de en las mujeres) la sociedad victoriana contaba con muchas facetas criticables. Evidentemente, no todo el mundo comulgaba con los valores victorianos, y fue duramente criticada por alguno de sus contemporáneos, como los escritores Oscar Wilde y Bernard Shaw, que reflejaron en sus obras la mediocridad y la estrechez de miras de la sociedad victoriana.
Sherlock Holmes
Si hablamos de personajes de ficción ligados a la época victoriana, quizá el más famoso sea el residente en el número 221B Baker Street. El personaje de Sir Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, sentó el arquetipo del investigador cerebral, analítico y deductivo, y tuvo gran influencia en autores futuros de novela detectivesca.
Sus relatos son el reflejo de una época y, en el terreno cinematográfico, las recientes adaptaciones llevadas a cabo por Guy Ritchie son toda una delicia para aquellos que disfruten las historias ambientadas en la época victoriana, especialmente la primera entrega, titulada simplemente “Sherlock Holmes”, de la que ya hablamos en este blog.
Y por supuesto, tampoco podemos obviar la fantástica serie de animación japonesa al respecto, titulada igualmente “Sherlock Holmes” y dirigida por Hayao Miyazaki.
Jack el Destripador
Como hemos visto, si por algo se caracterizaba la época victoriana en el terreno de las relaciones entre sexos, es por su doble moral. Una mujer “respetable” no podía estar a solas con ningún hombre hasta después del matrimonio, y por tanto las carabinas (una tercera persona que acompañaba a los novios en todas sus citas durante el noviazgo) eran habituales para asegurarse de que las parejas no hicieran nada “indecoroso”.
No obstante, aunque de cara a la galería la clase alta ofrecía una imagen intachable, lo cierto es que paralelamente a las estrictas costumbres de la época existía un mundo sexual subterráneo donde proliferaban el adulterio y la prostitución. Tan sólo en Londres se calcula que había unas 2.000 prostitutas en los barrios bajos de la ciudad a finales del siglo XIX, y todo esto para una de las ciudades más pobladas del mundo, que pasó de un millón de habitantes a principios del siglo XIX a unos 6 millones alrededor del año 1900.
Por desgracia, el Londres victoriano vio aparecer al que es considerado el primer asesino en serie de la historia: Jack el Destripador, famoso entre otras cosas porque sus víctimas eran las prostitutas de los bajos fondos. Un asesino que ha dado origen a multitud de películas, relatos, y mitología sobre su verdadera identidad, dado que jamás fue atrapado a pesar de la persecución implacable de Scotland Yard. La teoría más famosa en torno a la identidad de esta asesino (aunque no por ello verídica) es la planteada por Stephen Knight en su novela “Jack the Ripper: The Final Solution”, en la que identificaba como Jack el destripador a William Gull, el médico personal de la Reina Victoria, que habría llevado a cabo los asesinatos para encubrir un romance secreto del príncipe Alberto, hijo de la Reina Victoria, y Annie Elizabeth Crook, una modesta empleada católica.
Steampunk: Un tributo a la época victoriana
Si algo define a la era victoriana es el motor de vapor, tecnología ampliamente extendida en la época. De hecho el vapor (“Steam”, en inglés) da nombre a una corriente artística y un género de ciencia ficción propio que plantea un mundo alternativo en el que la evolución técnica hubiera tenido lugar a través de la mecánica y no de la electrónica. Es el llamado Steampunk, género ampliamente recurrente en el anime japonés, que plantea un siglo XIX (o incluso un mundo futuro) en el que la máquina de vapor sigue siendo la tecnología dominante.
Esta corriente cuenta con múltiples adeptos (entre los que me incluyo) y es una curiosa vuelta de tuerca a los futuros marcados por la cibernética que habitualmente se muestran en el cine o la literatura. Aquí, la sociedad es la propia del siglo XIX, pero sus avances tecnológicos son mucho mayores, con curiosos ingenios voladores (incluyendo mis amados zeppelines), autómatas mecánicos y todo tipo de máquinas increíbles propulsadas por carbón y vapor, con la característica estética recargada y barroca de la época. De hecho, los relatos de ambientación Steampunk no suelen situar la historia en ningún periodo histórico concreto.
El término “SteamPunk” fue acuñado por el autor de ciencia ficción K. W. Jeter, que buscaba una palabra para definir el género de ciencia ficción de novelas como “Las Puertas de Anubis” de Tim Powers, inspirada a su vez en futuros alternativos como los planteados principalmente por los relatos de ciencia ficción de Julio Verne y H.G. Wells, autores que imaginaron un futuro tecnológico distinto al que conocemos hoy pero con trazas de extraordinaria verosimilitud.
Ejemplos de este género en el campo cinematográfico son, por ejemplo, la película “Wild Wild West”, ambientada en un atípico Far West norteamericano, el anime “Steamboy”, o la serie de comics llevada al cine de “La Liga de los Hombres Extraordinarios”. Incluso la película “Regreso al Futuro III” podría considerarse Steampunk en cierto modo, gracias a los curiosos inventos de Doc Brown realizados con tecnología decimonónica.
Y por supuesto, esta corriente artística también han llegado al mundo de los videojuegos, con juegos como “TimeShift”, la saga “Thief”, “Myst” o incluso el famoso “Bioshock”, que también podría encajar en este género.
Una recreación del Londres victoriano
Por último, como homenaje a esta época histórica y, en concreto, a la visión que de la misma nos ha legado el gran escritor inglés Charles Dickens, existe un parque temático, “Dickens World”, dedicado a representar escenarios de sus novelas y, por tanto, ambientado al completo en la Inglaterra victoriana. Si queréis trasladaros por unas horas a la Inglaterra del siglo XIX, no dejéis de visitarlo. Yo, desde luego, lo tengo en mi lista de lugares pendientes.
Fuentes:
“Victorian era: Conditions of the poor” en Historybysuzy
“Valores de la sociedad victoriana” en CAJON DESASTRE
“La moral victoriana” en La revolución sexual
“Victorian Fashion Coloring Pages” (imagen) en Squidoo
“SteamPunk Octopus” (imagen) en deviantART
“Victorian London” (imagen) en Pixdaus
Época Victoriana (Wikipedia en español)
Dictionary of Victorian London
Steampunk Wiki
“Valores de la sociedad victoriana” en CAJON DESASTRE
“La moral victoriana” en La revolución sexual
“Victorian Fashion Coloring Pages” (imagen) en Squidoo
“SteamPunk Octopus” (imagen) en deviantART
“Victorian London” (imagen) en Pixdaus
Época Victoriana (Wikipedia en español)
Dictionary of Victorian London
Steampunk Wiki
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