Sabía usted que los textiles fueron el orgullo del hombre, solución de vida y encuentro consigo mismo? Al querer responder esta inquietud se encuentra que el textil, el tejido, el entrelazado y el entremezclado han estado, están y estarán siempre presentes en la historia del hombre. Han servido para su vida y desarrollo de la comunidad y sociedad. El hombre los ha aplicado a su existencia como un mecanismo para encontrar su esencia. Con ellos ha sido posible crear los mitos que más adelante constituyen las distintas historias de la humanidad, enriquecidas con los misterios de la vida. Los tejidos también han enseñado los significados de las pasiones y el control de ellas. Han contado relatos, han protegido y embellecido tanto el cuerpo como la vivienda del hombre, han sido elemento solucionador de las necesidades tanto inmediatas como las más trascendentales del ser humano. Otros de los aportes del tejido han sido el ser elemento pacificador y de equilibrio de las fuerzas ocultas en la naturaleza y en el hombre, y el mejorar los niveles de participación del hombre en el mundo y la sociedad.
El arte de tejer es una de las primeras actividades en que las manos del hombre se ocupó, construyendo soluciones y logrando resultados. Cuando se teje se clarifican y recrean historias reactivando los mismos acontecimientos míticos que constituyen el origen de un grupo o etnia. En cada reactualización que realiza el hombre al tejer logra encontrar la oportunidad de transformar su existencia para crear su propio modelo dentro de los espacios profanos y sagrados de la organización y vida cultural. (1) Los testimonios históricos nos indican que el hombre primitivo antes de consignar su forma de vivir, trabajar o divertirse ya había adelantado cómo alimentarse, cómo construir su refugio, cómo solucionar las necesidades básicas y cómo protegerse -mediante vestidos-, contra las inclemencias del tiempo.
El tejido aparece desde los primeros tiempos como una consecuencia utilitaria y complementaria de la vida. Está atado a las necesidades básicas. La primera invención de tejido es el entrelazar o entremezclar, principios elementales del sistema estructural. La invención de la estructura tejida es la organización más antigua y la más ‘universal’, se presenta en todas las civilizaciones y agrupaciones sociales del mundo sin dejar de lado las culturas primitivas y étnicas que han existido o existen hoy en día.
El entrelazar es anterior a la invención de la rueda, lo prueban las culturas precolombinas que no conocieron la rueda. Esto confirma que el método del tejido o entrecruzamiento ha sido esencial en la existencia del hombre. Además, no hay otra estructura más válida y con mayor capacidad de servicio más versátil que el entrecruzamiento. El sinónimo de fuerte se da en el entrelazar, a la vez, es transportable sin ser pesado y puede ser elaborado con muy pocas o casi ninguna herramienta. Los materiales con los que se fabrica el entrelazado son muy variados y de fácil acceso. Pueden ser materiales de origen vegetal o animal. Si técnicamente comparamos el entrelazar con la talla en piedra, o trabajo en metal o arcilla no llegan a tener la variedad, la utilidad y la capacidad de desarrollar la adaptabilidad, ductibilidad y flexibilidad que presentan los materiales apropiados para la actividad del tejido o entrecruzado.
Como característica especial, los entrelazados, los tejidos, las mallas encontradas en Asia, o África, o Europa también se encuentran en toda la América. En algunos casos con variables pequeñas y en otros lugares se presentan con grandes similitudes con quienes, guarda siempre las condiciones de la cultura material como elemento identificador de la región. A través de los hallazgos arqueológicos se puede entender el grado de necesidad e importancia que ejerce esta actividad, u oficio el cual recobra una importancia permanente en la existencia del hombre.
El primer utensilio entrelazado fue elaborado de fibra vegetal. Fue el recipiente con forma alusiva de contenedor con el fin de recolectar o juntar las plantas, huevos, semillas, hormigas, miel, frutos, en general los pequeños alimentos de fácil transporte. El contenedor o cesta logrado por el entrelazamiento o entrecruce servía para cargar a casa y compartir con la familia lo encontrado, seleccionado y recolectado durante la jornada. La aparición del contenedor transforma la primera organización social, socializa el grupo, quien se reafirma en toda ocasión de reunión. El no comerse en el mismo día lo encontrado, y el poder transportar a distancia los alimentos encontrados durante sus largas expediciones, el hombre primitivo inicia la organización en familia.
Cuál puede ser el significado de este contenedor? Contenedor elaborado por la mujer o el hombre según el caso de algunas étnias, llevando a la vez una fuerte marca del “contenido semiótico de cada artefacto exige que el fabricante participe en un diálogo metafísico, que a menudo sólo se articula con sus manos. Por lo tanto, el desarrollo de la capacidad intelectual de cada individuo está implícito en su crecimiento como miembro útil de la sociedad... Como para reconocer la estrecha relación entre las habilidades técnicas y esotéricas... con frecuencia del desarrollo de la habilidad manual como índice análogo de otras cualidades más intangibles... A medida que estos objetos se complican, también se vuelve más complejo el conocimiento esotérico que se incorpora en sus diseños” (2) . Su significado nos transporta a la relación materna del útero como contenedor básico de la raza humana, al igual, que los animales mamíferos. Los canastos, soluciones temporales a las necesidades de la vida, son considerados la mejor respuesta y de gran variedad según las zonas. Se presentan tejidos muy tupidos o calados, tejidos asargado, según el uso para el cual estarán destinados.
Posterior a las soluciones iniciales, el entrelazado va dando respuestas según los problemas cuestionados, y pasa de ser un contener elemental a transformarse en objeto de elaboración más compleja. Así, los objetos primarios presentan soluciones a problemas básicos de comida o son refuerzo de la naturaleza para entrar en los objetos que engalanan el cuerpo o los lugares de vivienda pasan a convertirse en objetos precursores de lo estético, replegándose a la búsqueda de la belleza, del confort y del placer. Como utensilios para la cocina están: cedazos, exprimidores, bandejas. De los contenedores se pasa a los cargadores durante la manutención, o como soluciones de vestimenta, chalecos, protectores para la lluvia, cinturones. En el hogar están los muebles mesas, sillas y como recubridores los zapatos, sombreros, mochilas; como adornos o símbolos de poder pulseras, collares, máscaras; en utensilios las peinillas, escobas, agarraderas; o encerramientos específicos las casas, cobijos, y templos.
El cabello al crecer y al no existir las tijeras, exige un ordenamiento y nitidez en la presentación. El entrecruzamiento es la mejor alternativa como ornamento del cabello; aparecen las trenzas que mantienen el cabello alejado de los ojos y del rostro. La organización del cabello comienza a dar un signo de distinción de sexos. Las trenzas de gran variedad y tamaño hacen parte del ornamento del rostros durante la vida diaria o en la preparación del muerto para el enterramiento. Se llega a estilos complejos de trenzas que en la mayoría de las culturas, indican status social. En los Masai del África, el hombre lleva el cabello largo y en trenzas, mientras la mujer se rasura la cabeza.
El trenzado como ornamento es un excelente recurso para el vestido. Sostiene la vestimenta sujeta al cuerpo para conservar las propiedades artísticas de la personalidad, carga o sujeta las cuentas sagradas o simbólicas formando los collares que irán alrededor del cuello, la cabeza, la cintura, el busto, el brazo, el antebrazo o el tobillo. Para la niña pasar al estado de adultez se efectúa a través de la ceremonia de iniciación dejando en el rito unas demostraciones del rango de bienestar, fortuna o tradición al que pertenece su familia.
Como sostenedor: es el entrelazado que se convierte en el más resistente. El entrelazado sirve como sostenedor para cruzar abismos. Los puentes une dos extremos con el fin de permitir la unión y dar el paso. Al agarrar dos fuerzas contrarias, la viga y la columna, permite crear la estructura básica de la vivienda y luego se deleita en la decoración. Las “esteras” atadas a las paredes, pisos, techos contribuyen al ambiente de la vivienda y crean un recinto agradable. La estera sirve para prevenir el lugar del polvo y dar un acabado propio de privacidad. Como muro de contención impide el deslizamiento de la tierra fortificando los acantilados.
El mito que encarna el tejido
Al tejer se contempla la vida, la pacífica, la hace alegre y ritual y a la vez, entraña explicaciones como soluciones alternas de la existencia y de los misterios y mitos inexplicables que presenta. Según las culturas, los cultos a las deidades, explican la presencia del tejido como principio de vida. La enseñanza del oficio -tan innato al hombre primitivo- se transmite a través de mitos que encierran el principio de la vida señalando el tejido como la explicación de los fenómenos de la naturaleza, del hombre y la muerte en toda estancia. Donde el pensamiento racional y científico no han nacido es donde surgen más extensas y variadas enseñanzas alrededor de la actividad del tejido. En él se desatan los misterios y leyendas míticas más fantásticas encargadas de aclarar o darle sentido a la existencia del grupo, a sus creencias y costumbres.
Los mitos no son simples invenciones conscientes de un hombre en particular, sino por el contrario, son creaciones fantásticas e inconscientes, provenientes del sentimiento común de un pueblo en el cual cree ciegamente. Es el respeto a algo que le afecta profundamente, convirtiéndose así, en el reflejo vivo de la concepción que tiene un grupo sobre la vida y el mundo en el que vive. En el mito se afirma la realidad, y a la vez, se encuentra toda explicación a los ciclos de la vida corporizados en rituales. De esta manera se forman las divinidades que presiden las diferentes fases y funciones de la vida: dios de la fertilidad, dios de las artes, dios de la pesca. dios de la muerte, dios de las tormentas, entre otros.
La leyenda encierra el mito. La tradición constituye la explicación en forma poética de los relatos de los primeros tiempos de la historia. La leyenda tiene por base un hecho fundamental, histórico, religioso, o filosófico y en ocasiones inspira a la literatura. Durante todos los tiempos ha servido de fuente de inspiración a escritores, músicos, poetas, artistas y tejedores.
Momento solar
El tejido como acto de tejer representa en la mayoría de las culturas el proceso de la creación, vinculado a la acción “solar”, es la metáfora de la vida. En las culturas primitivas el encuentro del sol con la luna es el símbolo triunfante. Los oficios fueron transmitidos en las leyendas en cuyas enseñanzas estaban prefiguradas en seres ajenos al grupo o tribu.
El hombre, en su doble estructura corporal y espiritual, crea condiciones especiales para el mantenimiento y la transmisión de formas peculiares; exige organizaciones físicas y espirituales con el propósito de educar. En la educación se origina la práctica del desarrollo de las fuerzas vitales y enseñantes, hace su existencia placentera y armoniosa. De igual manera, en el origen del tejido radica el origen de la sociedad como una de las plantas productora de la materia prima: el algodón, se convierte en parte esencial de la vida.
En la lista interminable de mitos el tejido es el que se asemeja a la creación y destrucción para mantener el equilibrio perfecto. La tejeduría, sin embargo, se relaciona con el origen de las cosas, sin embargo en todas las culturas la tejeduría es una actividad muy importante de la vida, por lo cual tiene profundas connotaciones de orden escatológico, hace referencia a la vida y a la muerte. Y en otras ocasiones sus referentes son las labores textiles, las cuales son relevantes en las actividades de toda cultura. Las tareas textiles nunca han sido consideradas castigo, desde su aparición no exige referencia alguna a sanciones, en cambio simbolizan: origen, reto, concentración.
En la cultura wayuu, wale ‘keru es la araña, la única que enseña a tejer a los wayuu. Wale ‘keru es una artesana que cuando amanecía ya tenía hechos los chinchorros, las mantas, y al preguntarle cómo los había hecho, ella les cuenta y ellos aprenden hacerlo. Wale ‘keru tejía por la noche y al amanecer ya tenía una faja hecha. “Si supieran ustedes lo que tengo en mis manos, que tengo los mejores diseños y yo se los voy a regalar”... “Ustedes creen que yo soy una cualquiera, vengo a observar que no han podido hacer lo que ustedes aspiran”. Para su enseñanza hacía permanecer a las jóvenes en encierro, que le pusieran mucha atención, no miraran a los lados, no se distrajeran pues ella no podía estar enseñando siempre (3)
Para los Kogis, la Madre Universal es la única poseedora del arte de hilar y tejer. Un huso inmenso es clavado verticalmente en la tierra formando el eje central y pronuncia las palabras: “Esto es Kalvasánkua, el poste central del mundo”... “desprendió una hebra de algodón y con su extremo trazó un círculo para señalar que ese sería el espacio ocupado por sus hijos. En el comienzo de los tiempos la Madre era la única que poseía el conocimiento del arte textil. Comenzó a tejer telas pero no permitía a nadie que mirara en el acto. Cuando los primeros hombres vieron estas telas y preguntaban cómo las había hecho, ella contestaba con evasivas. Pero una noche su hijo Seizánkua fingió estar enfermo y dormido para observar a la madre a través de una rendija. Vio entonces cómo ponía la urdimbre en el telar y cómo tejía. Seizánkua trataba de imitar lo que había visto e hizo una tela. Cuando la Madre la vio y exclamó: “Quién ha estado observándome?”. Pero ya entonces todos los hombres estaban aprendiendo a tejer. Al darse cuenta de que su secreto había sido divulgado regaló dos grandes pelotas de hilo a Seizánkua. Ahora él y su mujer se ponían a tejer pero, a su vez, prohibían a su hijo observarlos. Pero éste ya se había dado cuenta porque entonces en todas partes los hombres ya estaban tejiendo” (4) . Con esta leyenda, el hombre Kogi entra a ejercer un papel preponderante en el mundo del tejido.
En el Ecuador son varias las leyendas que tienen los aborígenes sobre las formas como recibieron la lección del tejido: la elaboración de las pulseras enseñada por la “hija gusano”, las técnicas del hilado y el tejido fue Kaar que les enseñó a los shuar este arte para que tuvieran con que vestirse. En toda cultura tribal el hombre periódicamente reproduce los mitos en rituales y en fiestas con el fin de regresar a las condiciones que existieron en los tiempos del comienzo. Es lo que Mircea Eliade llama el “eterno retorno”. El hombre primitivo esta inmerso en el espacio mítico de lo sagrado, en él engendra todas sus acciones. En los Yekuana, grupo étnico de Venezuela, localizado en el Alto Orinoco, contar un cuento era tejer una cesta, al igual que hacer una canoa, construir una casa, limpiar una huerta, dar a luz, morir. Por lo tanto, el arte de la cestería se convierte en un indicador del crecimiento y la competencia general para un individuo que la utiliza para determinar no sólo su conocimiento práctico sino también su status y su identidad, para el Yekuana, mantener una esposa adecuada, equivale a ser capaz de construir todas las cestas que ella necesita para trabajar (5) .
Momento Lunar
En Grecia las leyendas basadas en la acción de tejer conllevan el símbolo de la paz, de la moral, del amor, de la fidelidad, de la paciencia. Con frecuencia el tejido, en las creencias del occidental, imparte sus referencias, en el momento “lunar”. La historia del tejido como metáfora de luna comienza en Grecia. Allí, surge la historia de Penélope esposa de Ulises, quien cuando “hubo que partir a la guerra de Troya, supo esperar su marido a lo largo de veinte años, asediada por numerosos pretendientes ansiosos de casarse con ella. Cuando estos comenzaron a apremiarla para que se decidiese por alguno de ellos, ideó una famosa estratagema para diferir la elección: les prometió que tomaría marido tan pronto como terminase la mortaja que estaba tejiendo para el anciano Laertes”. (6) Ella simboliza en el tejido virtudes como la perseverancia, la devoción, la paciencia y la fidelidad necesarias para alcanzar el equilibrio y la elevada a la máxima dignidad. En Penélope se encarna la dualidad, en ese símbolo recurrente del tiempo y el destino, donde la paz y la tolerancia están enriquecidas por la metáfora transcurrida entre el hacer y deshacer, en el día y la noche, en vigilia y sueño, en aspirar y expirar. El tiempo profano de la espera refuerza los sentimientos, su destino del tejer y destejer guarda las ilusiones.
Siguiendo con los mitos griegos Aracne, surge de un cuento popular, ella es “... habilísima tejedora y bordadora, llegó una día soberbiamente a retar a su diosa patrona, Atenea. Aunque está transformada en anciana, trató de persuadirla y de infundirle modestia, Aracne insistió en su reto. Atenea hizo un tapiz representando a los dioses Olímpicos y los castigos que afligen a los mortales que los desafían, respondiéndole Aracne en otro en el que figuraban los amores escandalosos de los dioses. Atenea, encolerizada, le dio un golpe con su lanzadera, por lo que Aracne, humillada, se intentó ahorcar. La salvo la diosa, pero transformándola en araña, el animal que continuamente hila y teje sus telarañas”(7) . En ella el hilo religa este mundo y el otro y a todos los seres, se transforma en elemento lineal en soluciones provocadoras, en superficies exuberantes, y en texturas tersas, brillantes, suaves, lujosas, opacas, livianas, sutiles, llamativas, pesadas, densas, que según las civilizaciones y culturas en diferentes épocas y en diversos lugares, han dado origen a productos tejidos con variadas, ricas y fascinantes propuestas.
Como símbolo destructor del momento lunar del tejido y el destino de los hombres está representado en Las Parcas, ellas habitan un campo tenebroso simbolizando con ello la obscuridad del futuro y de todos aquellos cuya vida iban hilando y cortando. “Las Parcas no atendían los ruegos de los mortales: bordaban, hilaban y cortaban implacablemente. Sólo en una ocasión concedieron el trueque de destinos: cuando Alceste se ofreció a morir en lugar de su esposo Adrneto. En las batallas, Las Parcas decidían si los guerreros heridos debían morir o seguir viviendo. En pintura y estatuas se veía siempre a Cloto con rueca, a Laquesis con uso y a Atropos con tijeras” (8)
(3) Marta Ramírez y Héctor Rojas, Arte wayuu, Investigación Universidad de los Andes, 1990 (Regresar a 3)
(4) Gerardo Reichel Dolmatoff. Contactos y cambios culturales de la Sierra Nevada de Santa Marta, Estudios antropológicos. Colcultura, Bogotá, págs. 143, 223. (Regresar a 4)
(6) Constantino Falcon Martínez, Emilio Fernández, otros. Diccionario de la mitología clásica, Tomo II, Alianza Editores, Madrid, 1980, pág. 505. (Regresar a 6)
(8) Carlos Gaytan. Diccionario mitológico, Editorial Diana. S .A., México. 1971 pag. 176. (Regresar a 8)
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